No hay nada peor de una persona mala que piensa de ser buena
A menudo las personas encuentran dificultad en admitir y reconocer los propios defectos e intentan de esconderlos como polvo bajo la alfombra. Pero la maldad es a veces flagrante a todos excepto al directo interesado al cual probablemente, le es más cómodo sentirse víctima mas que verdugo. Un exámen de conciencia sería de gran ayuda pero necesitaría mas que todo reconocer de tener un problema. Muchos se sienten víctimas de alguien y poquísimos se dan cuenta que son víctimas mas que todo de si mismos y de la propia maldad.
via Psychology Today
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A menudo nos enojamos con las personas más cercanas, como padres o hijos, o también "amigos queridos", aunque si de amistad verdadera no se puede hablar si se implementan ciertos comportamientos. Estas personas se sienten superiores a los demás y creen que todo se debe a ellas. No tienen ganas de preocuparse de las emociones de quien tienen enfrente y dan prioridad solo a ellas mismas y a las propias necesidades. Incluso tienden siempre a cambiar las cosas hasta sentirse víctimas de las situaciones que ellos mismos han creado. Estas personas cometen maldades y piensan de sufrir y es muy peligroso porque haciendo así, no se ponen nunca en discusión y no mejorarán nunca los propios comportamientos.
Seguramente es más fácil dar siempre la culpa a los demás que hacerse cargo de las propias responsabilidades y admitir los propios errores.
Cinderella/The Walt Disney Studios
No hacen más que justificar sus acciones deplorables escondiéndose detrás de un dedo y emiten negatividad y ansiedad hacia aquellos que estan cerca. Sin embargo hay una cosa que se llama auto-conciencia, que nos ayuda a crecer y mejorar bajo todos los puntos de vista.
No es fácil llegar allí, precisamente a causa de estos mecanismos complicados de protección. Protección de nosotros mismos, del no sentirnos "malos" o "malvados".
Hay siempre tiempo para la conciencia, para admitir los propios errores pero se necesita valor y fuerza de voluntad porque no es fácil admitir, sobre todo a si mismo, de ser malas personas.