Cuando nuestros padres no estén más, continuarán a vivir en nuestros recuerdos
Cuando perdemos nuestro padre o nuestra madre, repentinamente el mundo alrededor nuestro cambia para siempre e inevitablemente; nada nos parecerá más lo mismo: no nos podremos más sentir "niños", mimados y protegidos de aquella figura que nos ha hecho nacer, que nos ha criado con tanto amor, que nos ha hecho sentir siempre alentados, defendidos. Los padres, no importa la edad que tenemos, son y serán siempre nuestro cálido y seguro refugio. Pero el ciclo de la vida es implacable.
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Cuando llega aquel temido momento, no se está nunca demasiado preparado psicológicamente para el adiós final, a abrazar por última vez a aquella persona que por toda la vida no ha hecho otra cosa que hacerte sentir único en el mundo, aceptado, necesitado de amor incondicional. Perder un padre es un poco perder aquel niño interior que nosotros todos poseemos escondido, incluso cuando nos volvemos adultos.
No son solo los padres a irse...se va con ellos también una parte de ti como hijo, como ser humano. Y solo en aquellos casos, cuando no están más y quisieras abrazarlos fuerte, sientes de querer aceptar lo hermoso y lo malo, todo aquello que en el pasado no te ha gustado jamás y no lo has aceptado nunca de su carácter y de su comportamiento frente a ti. Todo aquello que quisieras es regresarlos junto a ti.
Cuando nuestros padres están en vida, raramente nos viene en mente la idea que un día, antes o después, deberemos perderlos y saludarlos para siempre, pero lamentablemente, el ciclo de la vida no deja opción. Si tienen todavía la suerte de tenerlos a vuestro lado, busquen de apreciar hasta el fondo de sus pequeños defectos, sus rarezas, su estar en el mundo; son detalles y momentos aparentemente insignificantes que, una vez que no estén más para ustedes, entrarán invariablemente a ser parte del equipaje de recuerdos inolvidables que los tendrán todavía en vida dentro de ustedes.
Recuerdenlo para siempre: son ellos que los han puesto en el mundo con amor y afecto incondicional y tambien si un día lamentablemente no estarán más, continuarán a vivir en vuestro recuerdo. Ellos vivirán en ustedes para siempre.
