Ya has aprendido a ser fuerte, ahora debes solo aprender a ser feliz
La vida no es nunca simple y a menudo nos pone a la prueba reiteradamente trastornando nuestra cotidianeidad con eventos más o menos difíciles de manejar. Exactamente en la adversidad, logramos sacar afuera una fuerza de verdad inesperada. Y si en algunos momentos nos parece de caer, lentamente aprendemos a ser fuertes, incluso cuando todavía no lo somos. Pero la fuerza no es la única cosa que debemos tener: ahora debemos concedernos la felicidad.
via The Healthy
A veces debemos aprender también a ser felices además de fuertes. La adversidad nos forja en el carácter y en la personalidad, pero los momentos en que desencadenamos nuestra fuerza deben también enseñarnos a saborear la felicidad. No levantemos muros, sino probemos a mirar de modo diferente que cosa hay más allá. Incluso si nos sentimos frágiles, la vida nos enseña a ser fuertes: porque en ciertos momentos aprendemos a serlo necesariamente. Pero aquello que a veces no aprendemos es que ha llegado también el tiempo para ser felices, para sonreir de corazón, para apreciar aquello que tenemos.
Incluso, cuando se atraviezan momentos particularmente difíciles no es fácil pensar en la felicidad porque es como si nos concentráramos a mirar del espejo retrovisor sobre nuestra vida y no logramos mirar adelante nuestro. Caminamos siempre sobre la defensiva esperándonos lo peor y esto inevitablemente nos impide de concentrarnos sobre lo mejor que ya tenemos a la portada de nuestra mano.
En un mundo que nos pone siempre más a la prueba y que más bien nos empuja a la búsqueda obsesiva de la felicidad no es cierto simple para estas personas encontrar el justo camino hacia una serenidad. Pero en realidad, es justamente quién ha afrontado la vida de pecho, quien ha sacado afuera la fuerza de frente a eventos de verdad difíciles, es aquel que al final logra tocar de verdad aquello que nosotros llamamos felicidad. Coom si estuviera ligada a un doble filo con el sufrimiento, el renacimiento y finalmente la felicidad llega.