Después de haber sido atropellado por un auto, este búho abraza cariñosamente al hombre que lo ha salvado
¿Quién ha dicho que los animales no sienten las mismas emociones que sentimos nosotros los humanos y sobre todo que nos sabemos expresar mejor? Son de verdad muchos los ejemplos que demuestran lo contrario. Y no llegan solo de perros y gatos, los animales domésticos más conocidos, sino también criaturas de la cual exactamente no lo habríamos esperado.
Es el caso del bellísimo búho protagonista de nuestra historia: un ejemplar tan especial como desafortunado, pero que ha logrado recuperarse gracias a los cuidados y al afecto de personas voluntariosas. Exactamente a una de ellas ha querido demostrar su gratitud en un modo de verdad particular. Veamos.
Ella se llama GiGi y es una hembra de búho de Virginia que ha sido llevada a la asociación Wild at Heart Rescue en Mississippi después de haber sufrido un grave trauma craneal con conmoción cerebral, probablemente a continuación de un accidente vial. Una condición crítica, donde se agregan también una mala infección respiratoria y la presencia de parásitos en el cuerpo.
El pobre animal, así, ha estado inmediatamente sometido a todos los tratamientos del caso, si bien los médicos no tenían muchas esperanzas que GiGi pudiera recuperarse. Pero entre ellos, estaba también el director de la estructura Doglas Pojeky, llamado Doug, conocido particularmente por su capacidad de entrar en sintonía con los volátiles, tanto de ser considerado una especie de "susurrador de aves rapaces".
Entre GiGi y Doug ha comenzado una amistad a primera vista, tanto que, además de todas las terapias, seguramente para el magnífico búho ha tenido una enorme importancia el hecho de haber encontrado una persona en grado de ofrecerle un gran calor humano, fundamental en contextos críticos del género.
Para intercambiar, el animal no ha perdido la ocación de hacer un gesto todo natural entre personas que se estiman y se quieren, o sea el abrazo. Exactamente así: después de algún día en que Doug se había ausentado de la clínica, al regreso GiGi lo ha envuelto con sus grandes alas, apoyando su cabeza sobre el hombro del hombre.
Una verdadera y propia bienvenida afectuosa, calurosa y dirigida directamente al hombre que la había salvado y había logrado hacerla sentir mejor. Un gesto que ha llenado de emoción a Doug y los otros voluntarios de Wild at Heart Rescue, los cuales también han notado que cuando Doug no estaba, el ave rapaz mostraba signo de sufrimiento.
Una historia de verdad emocionante que demuestra todavía una vez más cuanto son puras y maravillosas las emociones que los animales expresan y reservan a sus amigos humanos, incluso si se trata de ejemplares solitarios y desconfiados como los búhos.