Sobre este puente de Glasgow es posible dejar camperas y ropa abrigada para quién tiene necesidad
El invierno es a menudo el período más difícil del año para tantas personas que están obligadas a vivir sin un techo bajo la cual repararse y cuatro paredes dentro de las cuales calentarse. Estamos hablando de muchísimos indigentes que habitan las ciudades de todo el mundo, personas donde la existencia a menudo pasa inadvertida, pero por las cuales es de verdad oportuno poner en acto gestos de solidaridad y acercamiento.
Como ha hecho una comunidad de Glasgow que, en la ciudad escocesa, ha puesto en pie una iniciativa de enorme importancia para entibiar días y noches de mujeres y hombres necesitados.
Se llama Take One, Leave One y como sugiere el nombre, invita a todos aquellos que transitan sobre el Puente de Tradeston a tomar un abrigo, a cualquiera que tuviera necesidad y dejar uno, a qualquiera que se quisiera deshacer. Exactamente así: cualquiera que tenga en el armario un abrigo, ropa caliente, una bufanda o calzado que quizás no se pone hace tiempo, puede llevarlo al puente de Glasgow.
Aquí, la ropa se junta sobre varias perchas, donde las personas que tienen necesidad pueden tomar aquello que quieren. Verdaderos y propios "armarios de caridad", de hecho, son una iniciativa que bajo nombres similares han visto involucrar a muchas ciudades del Reino Unido como en Irlanda.
Y la respuesta de los ciudadanos, en este sentido, ha sido inesperadamente calurosa. La ropa reunida, de hecho, han sido decenas y decenas, adecuadamente protegidos de fundas para que no se mojen o se arruinen a la intemperie y han dado a quien no tiene casa o dinero suficiente una valiosa ayuda para transcurrir el día un poco más al calor.
Mark David Holmes, de quién ha nacido la iniciativa, dijo estar muy feliz de haber contribuído, junto a su familia y sus amigos, a la amplia resonancia que Take One, Leave One ha recibido. Quién es menos afortunado, en el fondo, es un ser humano exactamente como nosotros y actuar con indiferencia es siempre un acto despreciable. Por esto, cada uno de nosotros puede hacer la diferencia, poniendo en práctica, también con gestos simples, su humanidad.
