Le prohíben de llevar el perro a la oficina de correos: una mujer lo cubre con su saco para repararlo del frío
A veces puede ocurrir de asistir a escenas tan inesperadas como plenas de significado. Cuando menos lo esperamos, el mundo alrededor de nosotros puede asombrarnos, por suerte no siempre en el sentido negativo. Y son a menudo los gestos más pequeños que logran afectarnos más, entibiando el corazón y mejorando nuestros días.
Exactamente como le ha ocurrido a Kristina Hollie, mujer estadounidense que en Cambridge, en Massachusetts, ha asistido junto a un colega a una escena de verdad estupenda, que todavía una vez nos recuerda hasta dónde puede llegar el amor por un animal.
via The Dodo
Kristina Hollie - Dogspotting/Facebook
Mientras estaba esperando el autobús en Harvard Square, no ha podido hacer a menos de notar cuanto estaba ocurriendo delante a la oficina del correo poco distante. Una mujer estaba haciendo sus mandados con un delicioso perrito a cuestas. Cuando ha probado entrar en el correo, de hecho, los empleados no le han permitido de llevar adentro también a su amigo de cuatro patas.
Así, después de haberlo atado a un árbol cercano, se dio cuenta que el pobre animal estaba temblando por el frío y el fuerte viento. Así, sin pensarlo dos veces, ha decidido que no podía dejarlo así: se ha sacado la campera puesta y se la ha dado literalmente a su perrito. Para evitar que se lo quitara, ha cerrado la campera con el cierre, formando un cálido "refugio" para su amigo.
Kristina Hollie - Dogspotting/Facebook
Viendo todo esto, Kristina ha felicitado en persona a la mujer, que le ha agradecido haciendole entender cuanto era importante para ella, el bienestar de su perro. La escena ha llamado la atención de muchos transeúntes, tanto que las imágenes de este perro sentado sobre la vereda con la campera verde encima de su patrona ha hecho en breve tiempo el giro de la web.
No hay nada que decir: se trata de la enésima prueba del hecho que el amor entre un ser humano y un perro es una relación increiblemente especial, hecho de cuidados recíprocos que no conocen límites.