"No ir nunca a la cama con la rabia en el corazón": una niña de tres años le da a la mamá una lección sobre el perdón
Criar niños es una preciosa oportunidad de mejoramiento para adultos. Ocurre raramente, de hecho, que precisamente de estas criaturas que a menudo consideramos demasiado pequeñas para comprender, nos llegan enseñanzas que nos hacen detener y porqué no, escapar una lágrima. ¿Son ellos a ser demasiado inteligentes o somos nosotros que hemos dejado que los engranajes del corazón se oxiden?
Mary Katherine Backstrom es una mamá blogger que ha posteado sobre su perfil de Facebook una historia que le ocurrió a ella con su niña de 3 años, la cual le ha enseñado el verdadero significado del perdón.
"Mi hija y yo apenas hemos discutido, hasta la hora de ir a dormir. Al final, hace diez minutos, la he llevado a la cama y con los dientes apretados le he dicho "te quiero mucho Holland, pero no más una sola palabra esta noche. Ahora vete a dormir. He terminado de preocuparme por el peluche".
"¿Mamá?
Me detuve en la puerta, literalmente mordiéndome la lengua por la frustración.
¿Que pasa Holland?
Tengo otra cosa que decirte.
Seguro que lo tenia. Estaba en la cama y tenía las manos sobre los lados. Sus cabellos estaban despeinados y usaba los brazos para secarse las lágrimas y quitárselas de la cara.
Mamá, dice mi pequeña de tres años, mirándome con la voz llena de bronca...
¡TE PERDONO!
Luego se estiró sobre la cama y lloró honestamente por un minuto largo, no sabía que cosa hacer. El modo en que había dicho "te perdono" lo había hecho parecer una mala palabra. Me he acercado a la cama y me acosté.
Pequeña hija, ¿sabes que cosa significa perdonar?
Estaba todavía tirando hacia arriba la naríz, su cara se hundió en la almohada de la Sirenita.
Si, balbuceó. Debo todavía sentir eso.
Significa que te habías equivocado, que estoy cansada de estar enojada y que ahora iré a dormir así el corazón no tendrá más dolor de panza.
Exactamente así.
Esta noche he tenido una lección sobre el perdón de una niña de tres años. Ha sido un golpe en el estomago. Y tienen razón, he subido a la cama y la he mimado. Porque para ser honestos, mi corazón tenía un poco de dolor de panza. Una joven me ha recordado de no ir a la cama con rabia. Porque cuando lo hagas, tu corazón tiene dolor de panza.
¿Y saben que cosa? Vivo desde hace 35 años y debo decirlo: no se había equivocado.
Los niños cuidan una sabiduría en ellos que a nosotros adultos a menudo se nos escapa. Pero por suerte, con su franqueza, ¡no dejan de transmitírla! Y ustedes, ¿que cosa han aprendido de vuestros hijos?