La improbable amistad entre un gato callejero y un lince: felinos inseparables en el zoológico de San Petersburgo
No existen límites cuando se habla de amistad. No nos cansaremos nunca de repetirlo, así como de contar los muchos, maravillosos episodios que lo atestiguan y que tienen como protagonistas a los animales.
Este vez, el centro de nuestra historia es un gato callejero, que se volvió famoso en todo el mundo por su gesto tan emprendedor como al mismo tiempo, tierno y divertido. El felino en cuestión, evidentemente, tenía unas ganas enormes de reunirse con su compañero. Lástima que no fuera exactamente...un gato como él.
via USA Today
Estamos en el zoológico de San Petersburgo, donde un gato sin casa, explorando la zona, ha ido a terminar en uno de los lugares más peligrosos donde podía ocurrir: la jaula de un lince. Exactamente así: incluso siendo un felino como el gato, el lince es animal muy territorial que, si es amenazado, puede llegar a defender su territorio en modo muy agresivo. Cuando el callejero curioso se ha encontrado en la "casa" del lince, de hecho, este "gato" lo ha tratado con todo respeto, sin ser mínimamente molesto.
Entre los dos, así, ha nacido una tierna e indisoluble amistad, casi como si, para el gato, el lince fuera una especie de figura "paternal". Gato y lince juegan, se divierten, se acurrucan uno al lado del otro, comparten los espacios: en definitiva, son inseparables. Y su inesperada relación de amistad ha hecho muy pronto el giro del mundo, luego que los empleados del zoológico se dieron cuenta del huesped que cada día alegraba al lince en el interior de su jaula.
Del resto, no obstante sean observados cada día por centenares de personas, los animales que viven en un jardín zoológico pueden sentirse muy solos y es por esto que la compañía de alguno se vuelve para ellos fundamental. El lince no solo ha aceptado de buen gusto al gato, sino también ha decidido de protegerlo. Exactamente como si fuera un cachorro suyo.
La amistad entre estos dos maravillosos animales se ha vuelto así de célebre que muchos de los visitadores del zoológico han comenzado a dirigirse allí exactamente para asistir a su convivencia.
Con el pasar del tiempo, nada ha cambiado. Los dos felinos han crecido, pero han quedado siempre una pareja inseparable. Seguro se trata de otra simpática historia que muestra a todos cuanto los animales tienen para enseñarnos en términos de tolerancia e igualdad.