Este conductor de transporte escolar ha comprado guantes y gorras para sus pequeños pasajeros que sufrían del frío
En Kennewick, en el estado americano de Washington, de invierno el clima es particularmente rígido. Seguramente, las personas que habitan esta ciudad del noroeste de USA están acostumbradas al frío, pero no es siempre así de obvio que todos puedan defenderse mejor del frío congelado.
Para algunos, en la ciudad, no es ni siquiera posible vestir a los propios hijos en modo de que estén abrigados adecuadamente. Lo sabe bien John Lunceford, chofer de autobuses escolares, que cada mañana, lleva a la escuela a niños de Kennewick. Dándose cuenta de la situación difícil que algunos de ellos estaban viviendo, ha decidido de actuar con generosidad y altruismo para mejorar su cotidianidad.
via CBS News
De por sí, el oficio de chofer de un transporte escolar es una actividad alegre y que da la posibilidad de representar una figura simpática y de confianza para los niños. John, sin embargo, es mucho más, porque ha decidido de cuidarlos a ellos. Para asegurarse que estuvieran abrigados cuando descendían del autobús amarillo, ha comprado gorras y guantes para regalar a sus pequeños pasajeros más necesitados.
Todo ha comenzado cuando, una mañana, un niño ha subido a bordo entre lágrimas, con las manos moradas y el rostro enrojecido, lamentándose por el frío excesivo que estaba sintiendo. John, sin pensarlo dos veces, le da un par de guantes, pero luego decide regalarle a todos los demás.
Como abuelo, para Lunceford es particularmente doloroso ver a los niños sufrir. Después de haber hecho el bien a sus pequeños pasajeros, John ha decidido de dirigirse incluso a la biblioteca escolar para preguntar a los niños si tenían necesidad de guantes y gorras para abrigarse.
Y la cosa más bella es que este hombre es una persona absolutamente buena y reservada, que no hace todo esto por popularidad. La escuela de Kennewick ha compartido una publicación con su foto y su historia y desde aquel momento se ha vuelto conocido por todos. Se trata de humanidad, en el fondo: un valor que ninguno debería nunca perder de vista.