Los matrimonios "tóxicos" pueden dañar el equilibrio psicológico de los hijos más que un divorcio
El divorcio entre dos padres puede ser una de las fases más traumáticas para un hijo, sobretodo en la edad infantil, pero es un tanto cierto que a largo andar, también una relación matrimonial mantenida sobre un sutil hilo del "quedémonos juntos por nuestros hijos" puede tener efectos colaterales: de hecho, para un hijo pequeño, una vida familiar en donde madre y padre pelean a menudo y no se respira seguramente un aire de serenidad puede hacer mal tanto al crecimiento como al desarrollo del niño.
via Psychology Today
Un matrimonio "tóxico" de seguro no es nunca saludable para un hijo, por estas siguientes razones:
- Crecerán y copiarán el modelo tóxico de los padres: si han crecido en un ambiente en donde mamá y papá siempre han peleado o combatido por cada cosa, de grandes en una eventual relación buscarán de "copiar" involuntariamente este tipo de relación tóxica y equivocada.
- No se acostumbrarán nunca a la toxicidad familiar: las continuas peleas entre padre y madre a largo andar generan en el niño escasa autoestima, poca confianza hacia sí mismo y a los adultos, depresión y ansiedad frecuente.
- Serán más vulnerables a situaciones de estrés: visto que la casa está vista desde el niño como el ambiente de vida más seguro, si esta es continuamente "bombardeada" de peleas y eternos conflictos, entonces cada contexto cotidiano para el niño se volverá fuente de ansiedad, tristeza, estrés que se puede derramar también en frecuentes pesadillas y postración mental.
- Tendrán trabajo en construir relaciones sanas: esta situación casera podría implicar con el tiempo que juega también una dificultad general en el hijo de saber construir relaciones sanas y no tóxicas, no solo como modelo sentimental sino también de amistad y profesional en el momento en que se asomará al mundo adulto.
- Escaparán de la realidad: para escapar a una realidad que los estresa y los hace particularmente vulnerables e inseguros, muy a menudo los hijos más pequeños o en fase de la adolescencia se refugiarán en la comida, en los videojuegos o en cualquier actividad temporal que los desconecte de la realidad que están viviendo en aquel momento, tomando así con el tiempo malas costumbres.
- No lograran a epresar las propias emociones: en un contexto familiar tóxico, los niños aprenderán por su cuenta a expresar las propias emociones no de modo saludable, sino a largo andar tenderán a desarrollar un comportamiento inseguro hacia la expresión de aquello que prueban hacia los demás y hacia sí mismos. Un encierro emocional que en la edad adulta podría lamentablemente dar sus frutos negativos.
Además, mejor un divorcio o una separación famiiar que un crecimiento en el interior de un ambiente en donde se levanta demasiado la voz y se incita al niño a tomar malas costumbres o a encerrarse psicológicamente.