No importa el rol que cubres, sé siempre humilde y gentil: la educación no se mide con el salario
No eres el trabajo que desarrollas, sino la educación que demuestras, palabras que deben siempre tener en mente, independientemente de cual sea vuestro rol en el interior de una empresa. Si algunas personas son llevadas a creer que el valor de ellos está dado sobretodo por el trabajo que desenvuelven, incluso, de su estatus social, es porque la sociedad de hoy nos pone la cuestión como si fuera un verdadero y propio problema. No hay de que asombrarse, sin embargo, si quien cubre un rol de alto nivel tiende a sentirse superior a la mayoría. Sin embargo, el estatus social no debería influir mínimamente sobre el tipo de educación que se ha recibido. La verdadera inteligencia y el real valor de una persona emergen, luego, durante la interacción con los demás; no importa cuántas cifras hay sobre el saldo de su cuenta corriente en el banco.
Una persona en grado de cubrir un cargo importante será casi seguramente tratada con respeto, es cierto que no se trata de un comportamiento obvio o de una reacción natural al miedo, el respeto se obtiene mostrándose a los demás, siendo humildes y tratando a cualquiera con gentileza. Puedes ser el jefe de una empresa y ser mal visto a causa de tu comportamiento miserable, egocéntrico e irrespetuoso.
Quien se encierra en la propia soberbia daña no solo a los demás, sino también a sí mismo: un comportamiento de ese estilo no puede generar más que desigualdad y rencor entre las personas que nos rodean, provocando un sentido de profunda soledad en quien continúa a comportarse en este modo.
No importa cual es tu trabajo y si has logrado finalmente llegar al suceso merecido (en este caso, felicitaciones), lo que cuenta es como te comportas con los demás. Verás que si has logrado hacer carrera será no solo por tus extraordinarias aptitudes laborales, sino también por tu educación y gentileza. No sentirte el jefe del mundo y trata a todos con el respeto que se merecen.
