La compañía aérea no deja subir a bordo a un papá y su recién nacida: una viuda generosa los recibe unos días en su casa
Cuando se decide de viajar con un niño pequeño, seguro se es consciente que se puede enfrentar a situaciones no siempre fáciles. Especialmente para quien quiere tomar el avión, tener un bebé en verdad significa tener toda una serie de destrezas y precauciones de modo que el pequeño no resienta demasiado el "estrés" provocado por el cambio.
Rubin Swift, padre estadounidense de 43 años, era consciente de todo esto cuando estaba por partir en avión de Phoenix con su bebé recién nacida Ru-Andría. Incluso, no se habría jamás esperado que, una vez que llegó a la puerta de la compañía aérea, los funcionarios le informan que ni él, ni la pequeña podían subir a bordo del avión.
via People
Habiendo nacido hacía pocos días, el certificado de nacimiento no estaba todavía emitido por el hospital. Rubin, sin embargo, tenía urgente necesidad de volver a casa con su mujer Tiffany y sus otros hijos, aunque si en el aeropuerto era absolutamente necesario exhibir un documento que probara la edad de la pequeña.
Sin dinero para alquilar un auto o reservar un hotel, Rubin estaba literalmente bloqueado con la bebé en el aeroperto, no sabiendo que cosa hacer y como moverse. A ese punto una idea: en la clínica, había conocido a Joy Ringhofer, voluntaria de 78 años viuda que prestaba servicio en la estructura.
Ha sido suficiente una llamada telefónica a la mujer, a la cual se le ha explicado la situación y recibir de pronto ayuda y comprensión. La mujer inmediatamente le ha dicho al hombre de esperarla en el aeropuerto, porque habría llegado pronto en su ayuda. "No sabía casi nada de nosotros", ha contado Rubin, "aún así me ha dado la bienvenida. El color de la piel no era un problema para ella, y me ha demostrado que en este mundo loco todavía hay compasión".
Por cuatro días, Joy ha recibido a Rubin y Ru-Andria en su casa. Como si fuera una abuela sustituta, la viuda ha tomado cuidados de la pequeña dedicándole todas las atenciones posibles. Juntos, han transcurrido momentos emocionantes e inolvidables y cuando el certificado de nacimiento ha estado finalmente listo, Rubin ha vuelto a casa. No ha perdido los contactos con Joy todavía, y entre los dos se ha creado una maravillosa y sincera amistad.
Rubin estará agradecido toda la vida a la mujer que con todo su corazón, ha sabido sacarlo afuera de una situación de absoluta dificultad, sin preocuparse demasiado que para ella fuera un extraño. Una historia de verdad conmovedora y al mismo tiempo movilizadora: ¡seguro que el mundo tiene necesidad de muchas más personas generosas como Joy!
