Ninguno en el tren cede el lugar a este hombre casi ciego y con un perro de guía: ha sido obligado a sentarse en el piso
Una vida sin vista es una vida más bien limitada: quien está ciego o es de baja visión, en general es un individuo frágil, solo, marginado de la misma sociedad en donde vive. Estos elementos,cuando se combinan a una edad avanzada están en riesgo de ser un fuerte límite. Obviamente hay también quien tiene la fuerza de reaccionar y de mejorar la propia vida gracias a varias tácticas; si para algunos la vida se vuelve insostenible, para otros queda un desafío como otro de afrontar cotidianamente. Para Roger Debman, un hombre con baja visión de 56 años, incluso tomar un medio público sin algún acompañante puede ser un desafío. Afortunadamente Roger siempre es seguido de su fiel perro guía, Nevin, que no lo deja nunca solo.
via Deadline News
Cada autobús tiene en general una sector de lugares reservados para las personas discapacitadas, que tienen el derecho de sentarse más que otros. Lamentablemente, la ignorancia rampante no permite exactamente a todos de usar el cerebro y siempre muy a menudo, ocurre que personas distraídas e ignorantes ocupen esos lugares sin preocuparse mínimamente de la equivocación que están cometiendo frente a quienes tienen más necesidad.
Roger había reservado un viaje en tren para él y su mujer, pero el servicio que ha recibido una vez a bordo ha sido poco decir inadmisible: el hombre ha tenido que transcurrir todo el largo trayecto sentado en el piso, luego de haber sentido decir que los lugares estaban agotados. El señor Roger, obviamente, habría tenido que tener un lugar reservado para discapacitados, generalmente un poco más espacioso del normal, en modo de poder hacer sentar a su perro guía sin molestar en el corredor.
El hombre, además del hecho de tener poca visión, ha tenido dos infartos, un ACV y tiene un marcapasos en el corazón. Un tratamiento de verdad inaceptable, que ha puesto en evidencia toda la ignorancia de aquellas personas que han preferido ignorar aquella situación. Ninguno se ha levantado para ceder el propio lugar a Roger. "No puedo hacer yo el trabajo de controlar el tren, pero si alguno está sentado en los lugares reservados y llega una persona discapacitada, debes dejarle el lugar. Los pasajeros en cambio me han ignorado", ha contado el hombre desconsolado, agregando también que ha evitado de enojarse visto que ya ha sufrido dos infartos, un accidente cardiovascular y usa marcapasos.
Esperamos que noticias del estilo puedan llamar la atención de todos y entender que cosa significa convivir con la discapacidad.