Este jovencito ha estampado en 3D una protección para las orejas que alivia el dolor físico de médicos y enfermeros
Son tantos los sacrificios y los actos heroicos que, cada día, muchísimos trabajadores y ciudadanos comunes cumplen con la esperanza de ver una luz al final del túnel en este periodo histórico fuertemente influenciado por el brote de la epidemia de Coronavirus. La mayor parte de la población está obligada a quedarse en sus casas, justamente en esta inmovilidad total reside "el gesto heroico": un pequeño esfuerzo no solo para no enfermarse, sino también para evitar sobrecargar al sistema sanitario del propio país que, en este momento, se encuentra seguramente colapsado. Hay también quienes tienen que ir a trabajar cada día, garantizando un mínimo de normalidad y de funcionalidad a nuestro mundo actual: recolectores de basura, médicos, enfermeros, carteros, personal de limpieza, cajeros de supermercados, electricistas, hidráulicos...en fin, todos aquellos que son indispensables y que, con sus trabajos, contribuyen a mantenernos estables.
En Canadá, un jovencito decidió contribuir activamente a la lucha contra el Covid-19, respondiendo al pedido del hospital local de su ciudad.
Quinn Callander es un jovencito boy scout que ha querido responder al pedido de ayuda del hospital de su ciudad. Su idea ha sido la de aliviar, al menos un poco, el dolor cotidiano que médicos y enfermeros sufren durante los masacrantes turnos de trabajo, dolor debido sobre todo a los dispositivos sanitaros que llevan puesto, como, por ejemplo, mascarillas y protecciones pesadas puestas arriba de las batas. Toda la ropa protectora usada es, por desgracia, necesaria si cada día se quiere combatir en primera linea al terrible virus.
El joven Quinn, entonces, ha ideado un pequeño y útil instrumento en grado de poner a salvo las orejas y la piel de cada médico o enfermero obligado a usar una máscara. Luego de horas y horas que se utiliza una mascarilla protectiva, los primeros signos aparecen en la cara, a la larga, también las condiciones físicas a las que están expuestas pueden volverse agotadoras. Quinn, entonces, creó gracias a su impresora 3D, una especie de "extención" para las mascarillas: un simple pedacito de plástico para enganchar la extremidad de la mascarilla, para que ésta no se deslice detrás de las orejas, y haga presión desgastando la piel del médico/enfermero.
La mamá de Quinn ha contado la pequeña empresa del hijo con un posteo en Facebook y no lo ha pensado dos veces en compartir el archivo de la ingeniosa herramienta: de este modo, cualquiera podrá estampar en 3D infinitas piezas para donar a los hospitales.
Una idea simple y genial al mismo tiempo, que podría aliviar el sufrimiento físico de muchísimos trabajadores en este periodo.
