7 cosas que hemos dado demasiado por obvio y que ahora nos faltan terriblemente
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Cuando estamos privados de cosas que antes pensábamos que eran demasiado obvias, nos damos cuenta ya demasiado tarde que nos faltan terriblemente. Reflexionamos todos por un momento sobre aquello que este período de aislamiento y distanciamiento social nos está enseñando duramente: estamos todos momentáneamente encerrados en el interior de nuestras cuatro paredes de casa y a faltarnos terriblemente son las pequeñas cosas, las costumbres aparentemente triviales.
via Psychology Today
Estamos de hecho seguros que estas 7 costumbres o acciones aparentemente triviales en el futuro las miraran con ojos nuevos:
- Una noche aburrida en casa: ¿Has tenido alguna vez una de aquellas noches en donde no logras de alegrarte de nada y sientes enloquecer por el aburrimiento? Ninguna de las películas de tu docena de servicios de transmisión te atrae. Ninguno de los miles de libros que tienes en Kindle grita:"¡Leeme!". Toda la casa está limpia de arriba a abajo, los niños están en la cama y no hay más nada que hacer. ¡Hey! Hemos pasado todas aquellas noches y son un privilegio tenerlas, porque significa que ahorramos aquel poco tiempo de relajación luego de haber trabajado tanto. No lo demos por sentado.
- El tiempo transcurrido con nuestra familia: cierto, las cenas, los almuerzos y las celebraciones con la propia familia a veces son un poco aburridas; no todos nuestros parientes nos son muy simpáticos, pero quizás no nos hacemos la pregunta fundamental: ¿Será esa la manera que tienen de querernos? Cuando no vemos más a nuestros abuelos, a nuestros tíos o primos por mucho tiempo, entendemos que quizás esas cenas un poco aburridas no eran tan inútiles...
- Tener en casa agua, pan y leche: no nos engañemos a nosotros mismos; lograr llevar a casa pan, leche y agua suficiente para alimentarnos a nosotros y a nuestra familia es un privilegio enorme aparentemente trivial, pero no es así. Muchas familias están viviendo la cuarentena con miles de dificultades económicas, sin contar quien no tiene un hogar fijo y no puede comer o beber por días enteros. Nunca demos por sentado lo que podemos consumir en nuestra casa.
- Saber elegir que comer o no: cierto, si además de los alimentos esenciales tenemos también el privilegio de poder elegir que comer o que no, en hacer una compra en el supermercado sustanciosa, no lo subestimemos: significa que económicamente podemos hacerlo y esto es un privilegio imprescindible en días como hoy.
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- Una conversación con nuestros padres: no todos vivimos en casa con nuestros padres, entonces en épocas de aislamiento como esta, nos hace falta también una simple conversación con nuestro padre o nuestra madre, un consejo de ellos, sentir sus voces, mirarse a los ojos, darnos un abrazo o simplemente tomarse la mano.
- La voz y los gritos de nuestros hijos: cierto, en casa debemos estar un poco más cerca de nuestros niños más pequeños, el trabajo es duro y bastante ingrato y además si hay algo que no podemos jamás dar por sentado es sentir la voz y porque no, los gritos de nuestros niños por toda la casa. A veces pueden ser molestos, pero es gracias a ellos que nos sentimos menos solos, útiles para ellos y para nosotros mismos.
- La capacidad de levantarse por la mañana y vivir: no es tan trivial. En tiempos oscuros como estos, la depresión y la falta de ganas de hacer las cosas con entusiasmo se encuentran muy cerca; saber entonces apreciar la voluntad que cada uno de nosotros posee de levantarse a la mañana, saludar al sol y afrontar el día con coraje y dignidad, es un valor muy significativo.
Y a ustedes, ¿Qué es lo que más les hace falta durante estos días de distanciamiento social?
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