La propietaria de un bar despega los billetes colgados a las paredes de los clientes y los usa para pagarle a los empleados
Desde cuando la crisis global se ha desencadenado por el Coronavirus son muchísimas las personas que han comenzado, desde un día para el otro, ha perder su trabajo o han tenido que cerrar sus actividades. Los riesgos para la salud, las prohibiciones, el aislamiento y el distanciamiento social, lamentablemente han causado caídas muy preocupantes sobre la economía y recuperarse no será seguramente simple.
Sin embargo, por suerte, en medio de tantos problemas, hay personas que han decidido de remangarse las mangas y ponerse de la parte de quien, en este momento, sufre más que otros a causa de la pandemia. Exactamente como Jennifer Knox, propietaria del Sand Bar de Tybee Island, en Georgia. Un local que, por mucho tiempo, ha sido caracterizado de una particularidad: sus paredes estaban cubiertas de muchísimos billetes de un dolar, dejados por los clientes. Dinero que ahora han encontrado una nueva destinación.
via CBS Local News
Por años las paredes de este bar han sido decoradas con los billetes: era su rasgo distintivo. Con la pandemia y los cierres, incluso pub, restaurantes y bares han tenido que cerrar sus persianas y ello ha llevado inevitablemente a enormes pérdidas de ganancias. Pérdida tal de preocupar tanto a los propietarios como a los empleados de muchos locales.
Aunue en el Sand Bar ha sucedido esto y Jennifer no ha podido pagar más el sueldo a sus empleados. Por eso, mirando a su alrededor, ha pensado que una ayuda para quien había perdido el trabajo estaba allí, bajo sus ojos, desde hacía tiempo: los dólares colgados en las paredes.
Con la ayuda de otros voluntarios, ha recogido uno a uno los billetes, los ha contado y equitativamente los ha dividido en cuatro empleados del bar y dos músicos que a menudo tocaban allí, quedando sin ocupación. ¿El total? Casi 3700 euros: seguro no es una cifra enorme, pero igualmente una ayuda importante, aunque sea por el gesto que representa. Jennifer, de hecho, con gran generosidad, ha decidido de transformar el look de su local para poner felices a las personas que de verdad pasaban necesidad.
Un gran acto de bondad y humanidad que hace bien recibir en un período en donde la esperanza es justamente una cosa de la cual todos tenemos una grandísima necesidad.