Ser madre requiere a menudo de sacrificios y preocupaciones: aprendamos a decirles más "Te quiero mucho"
Una madre haría todo por su propio hijo. No importa si a veces es demasiado ruda, si grita, si se enfada a menudo demasiado fácil, si es insistente, si a veces parece de no querer dejar en paz a sus propios hijos porque se encuentra preocupada sin tener a veces ningún fundamento: una mamá sabe que también este comportamiento tan duro a veces es necesario para el crecimiento de sus hijos. Estas cosas, una madre las siente y sabe que es la cosa más justa que hay que hacer. El amor de una madre es insustituible.
via Psychology Today
El amor que una madre siente por su hijo es tan grande que es capaz de escalar montañas infranqueables, de renunciar a sus propias necesidades o comodidades para donar o regalar estas comodidades a sus propios hijos; en primer lugar para una mamá, está siempre y solamente la felicidad de su hijo. Son los hijos que tienen que vivir una vida feliz y satisfactoria, no la mamá, ella es capaz de privarse de cualquier privilegio para que esto suceda.
Traten de no ser a veces tan severos con sus madres: a veces es ruda, hasta demasiado, pero es plenamente consciente que lo que está haciendo es por el bien de ustedes.
La vida está hecha de mucho amor, a menudo de amores pasajeros, pero hay solamente un amor infinito y eterno que no se apagará jamás: el de una madre. La tarea de nosotros como hijos es de saberla comprender, besar, hacerle sentir nuestra cercanía, darle un abrazo hasta cuando no sentimos la necesidad, pero sobre todo decirle cada día "Te quiero mucho"; cara a cara, por teléfono, escribiéndole una hermosa carta, dejándole un conmovedor mensaje.
Porque siempre tienen que recordar esto: ¡el amor que las madres sienten por ustedes no se apagará jamás!
