Un recolector de basura salva la vida de una anciana luego de darse cuenta que no tiraba la basura desde hacía dos semanas
Para hacer felíz a una persona, a menudo, solo hacen falta pequeños gestos, gestos que hagan sentir a la otra persona más apreciada y considerada. En algunos casos extremos, es justamente un simple gesto para garantizar que la vida de una persona no sea comprometida para siempre. Con el brote de la epidemia de Coronavirus en todo el mundo, la solidaridad entre vecinos y, más en general, entre la gente común, pareciera haberse convertido en una buena práctica; sobre todo hacia los ancianos, muchos jóvenes se han comprometido para ayudarlos durante este periodo difícil. Esta historia habla justamente de esto y de la importancia de hacerle saber al otro que nosotros "estamos" y "estamos aquí para ayudar, en caso de necesidad".
via News Break
Hometown Hauling es una empresa que se ocupa de residuos y reciclaje en Louisville, Kentucky, y que cree fuertemente en sus consumidores y clientes. Cuando Jake Blend, jefe responsable de las operaciones, se ha dado cuenta que por dos semanas seguidas ninguno había llenado el cesto externo de una de las casas del barrio en donde estaba recogiendo la basura, se ha preocupado. Su instinto le sugería que algo no iba bien...¡y tenía razón! Jake, entonces, le ha dicho a Bernice Arthur de controlar durante su servicio de rutina si había algo de extraño en todo esto.
En aquella casa vivía una cierta "Mrs. W" (la llamaremos así por motivos de privacidad), una señora muy anciana que no ha podido salir más de su casa cuando comenzó la explosión de la pandemia del Covid-19. Mr W se había quedado en su casa por tanto tiempo, que había terminado casi todas sus reservas de comida. Como consecuencia, además de sus reservas, habían disminuido sus desechos. La señora no tiene familia y en una situación de este tipo se ha quedado completamente sola, a la merced de los acontecimientos.
Bernice, entonces, le aseguró a la señora no solo un poco de reservas de comida que él mismo fue a comprarle, sino algo aún más grande: ¡desde aquel momento en adelante serían ellos su familia!
Un episodio que nos recuerda como deberiamos ser amables y proactivos hacia quienes nos rodean. El de Mrs. W es un hermoso barrio, y ni siquiera nadie le ha golpeado la puerta para saber como estaba.