No somos nunca demasiado grandes para necesitar de nuestra mamá

por Patricia Zorzenon

30 Mayo 2020

No somos nunca demasiado grandes para necesitar de nuestra mamá
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Hay figuras, en la vida de una persona, simplemente insustituibles. Entre estas, no podemos dejar de mencionar a las madres. No se trata solamente de un hecho biológico, dado que nos han traído a este mundo, sino de verdaderos pilares de nuestra infancia y del crecimiento.

Maestras, cocineras, amigas, confidentes, enfermeras y mucho más: los roles que las madres pueden encarnar son realmente muchos y, si bien creciendo podemos desprendernos u olvidarnos, es absolutamente correcto, hermoso y útil recordar que existen y que podremos siempre contar con ellas para una ayuda, sin sentirnos inmaduros o infantiles. Los motivos son muchos y aquí hemos decidido de explicarles algunos.

via Psychcentral

Pexels

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Seamos sinceros: para muchos, necesitar a nuestra madre está visto como un síntoma de debilidad, quizás por falta de madurez o de comportamientos infantiles. Cuando crecemos, a menudo escuchamos repetir que es oportuno adquirir más independencia y ser autónomos de nuestro nido familiar. Todo esto es verdad, pero no nos olvidemos jamás que, si tuviéramos la necesidad real de nuestra mamá, todo esto no nos debe hacer retroceder. Al contrario: pedir ayuda a quien consideramos más sabio es un comportamiento maduro y responsable.

En la vida podemos estar rodeados de muchas personas, de parejas, amigos y conocidos. Pero ninguna de estas será como nuestra mamá, una amiga sincera, capaz de ofrecernos afecto incondicional  en cada momento, independientemente de todo. Si un hijo o una hija tienen la necesidad de apoyo y consuelo, estamos más que seguros que una madre sabrá siempre encontrar el tiempo y la manera de ofrecerlo. Obvio: también las amigas cuentan, pero no podrán jamás reemplazar el mismo rol.

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Sarah Scicluna/Flickr

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No todos, en la vida, nos daran su apoyo en cada momento y ciertamente no siempre vamos a agradarle a la gente. La mamá, en cambio, estará siempre allí, en cualquier parte del mundo en donde estemos, en cualquier cosa que hagamos, para recordarnos que está de nuestro lado y lo estará siempre. Y esto es algo muy lindo de tener en cuenta.

Por esto, es espléndido y necesario compartir con ella alegrías y dolores en la vida, tratando de dedicarle un pensamiento o algo de tiempo apenas se pueda. A pesar que los jóvenes a veces puedan tener algunas discusiones con sus propios padres, por una lícita voluntad de independencia, durante el crecimiento es fundamental saber que podemos siempre tener alguien en quien confiar momentos pequeños o grandes, estados de ánimos, deseos. Y para hacerlo es importante encontrar un "canal" de comunicación y cercanía que las haga sentir una madre considerada y amada también cuando los hijos crezcan y, justamente, se alejen también.

Lili Vieira de Carvalho/Flickr

Lili Vieira de Carvalho/Flickr

Un pensamiento, una foto, un hobby o simplemente algo que le guste hacer: las maneras para sorprenderla son muchas y no deben ser necesariamente gestos sensacionales o caros. Una mamá, a diferencia del resto, debería tratar de comprender que nuestros hijos y nuestras parejas para nosotros cubren un rol muy importante, pero es lindo también hacerles entender que, luego de ellos, es justamente ella en tener la prioridad. Teniendo en mente esto y pensando en lo que cuenta verdaderamente en nuestra vida, nos daremos cuenta que no somos nunca demasiado grandes para tener que necesitar a una madre; ella misma, a diferencia del resto, no tiene que ser nunca demasiado "vieja" para recibir nuestras atenciones.

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