Una joven adopta un perro enfermo para que pase sus últimos días en serenidad: él parece decirle "gracias" con su mirada
Ningún perro callejero debería terminar sus días estando solo, sin agua, comida, un techo en donde vivir y sin una familia amorosa que lo cuide. En cambio la realidad es otra, muchos de los perros callejeros que viven y pasean por nuestras calles pasan la mayor parte de sus vidas en soledad, en busca de comida como vagabundos. A menudo, lamentablemente, estos pobres amigos de cuatro patas, mueren hasta solos, sin nadie a su lado.
via Today
Sophiane Nacer es una joven de 19 años y es la fundadora de la Kindred Senior Dog Rescue de Cayleb, un refugio para animales callejeros que nace de la pasión de la joven y de su corazón enorme por todas aquellas criaturas que se encuentran en graves dificultades. Así, cuando Sophiane conoció al perro Hippo, su corazón se derritió por completo...
Hippo lamentablemente era un perro callejero muy anciano que tenia un tumor con una forma extraña que le cubría parte de su rostro; un tumor que estaba muy avanzado para ser operado, por este motivo le quedaban realmente pocos días de vida a este pobre perro...
Sin una operación eficaz, la única alternativa habría sido la de llevar a Hippo a un médico veterinario y hacerle una eutanasia para no hacerlo sufrir más; y es lo que Sophiane hizo al final, pero antes adoptó al perro callejero que sufría para hacerle pasar los últimos días de vida en serenidad, haciéndolo sentir amado al menos por una vez en su vida.
Cinco días luego de haber firmado los documentos necesarios para la adopción, Sophiane adoptó a Hippo y aunque el perro ya estaba sufriendo por esta grave patología, todavía era capaz de recibir afecto y gratitud si le daban agua y comida o si lo llevaban a pasear al parque junto a otros perros...
Insinuando un meneo de felicidad quizás por primera vez en su vida, Hippo ha transcurrido su último día de vida en el parque junto a Sophiane, que le ha regalado finalmete una gota de amor y de un cálido afecto, lo que no había jamás sentido en su vida. Luego de el hermoso paseo en el parque, ha sido el momento del adiós, cuando la joven amable ha llevado a Hippo al veterinario para la inyección programada.
El sufrimiento era demasiado para Hippo y su tumor ya no era más operable desde hacia tiempo, era la única solución aceptable al tener que mirarlo morir solo, en la calle, donde habia vivido toda su vida. Pero gracias al gran corazón de Sophiane, Hippo ha logrado experimentar lo que significa finalmente ser amado por un ser humano.