Tiene un tumor en el cerebro, pero decide casarse y tener una hija: ahora puede todavía abrazar a su familia
Cuando los médicos le diagnosticaron un cáncer en el cerebro, Osmond Nicholas, un joven policía de 26 años, sintió el peso del mundo caerle encima. Probablemente debe haber pensado:"Ok, soy joven, seguramente podrán hacerme la mejor quimio y radioterapia en circulación. Me tratan y me recupero". Pero los médicos no le dejaron muchas esperanzas, afirmando que el suyo no era "aquel tipo de tumor"; la enfermedad de Osmond es terminal e incluso si momentáneamente lo logre, tarde o temprano el cáncer regresará. Con peso en el corazón, Osmond se preguntó que podía hacer: ¿casarse con su novia y tener un hijo? ¿Cuanto habría sido justo en su comportamiento, sabiendo que tarde o temprano luego moriría? Sin embargo, por suerte, Osmond siguió a su corazón y hoy puede decir de haber hecho la mejor elección.
El diagnóstico de los médicos llegó en 2017. glioblastoma multiforme en grado 4. Le habían dado de 12 a 18 meses y, hasta en ese caso, Osmond no entendió inmediatamente la gravedad de su enfermedad. De cualquier manera, los médicos han tratado de ser lo más claros posibles sobre las probabilidades de sobrevivir del joven policía. Osmond, por su cuenta, estaba trabajando duro para casarse con su novia Trinity Daniel, a pesar de no estar seguro de ese gran paso, justamente por su enfermedad.
Osmond decidió que el cáncer no le iba a impedir de vivir sus "últimos días de vida sin entusiasmo y felicidad, entonces se casó y se convirtió en papá de una hermosa niña de nombre Riyah, nacida en noviembre del 2018. Usa una especie de protección en la cabeza como terapia, que tiene que tener 23 horas al día y recibe regularmente transfusiones de sangre, además de monitorear el tumor en el cerebro con frecuencia.
Convertirse en padre ha sido lo mejor para Osmond: luego de algún tiempo ha dejado su trabajo como policía para dedicárselo a su hija. El joven pensó en darle todo el poco tiempo que, presumidamente, le quedó para dedicárselo a su hija. Un día podría no tener un padre y quizás es justo que él esté aquí para ella en este momento. En sus condiciones Osmond podría irse de un momento para el otro, es así como decidió vivir cada día al máximo.
Si hubiera decidido no tener una hija o casarse, yendo contra sus planes de una vida o los de su esposa, probablemente habría permitido que el cáncer ganara esta batalla a muerte. Osmond, en cambio, está todavía de pie, felíz de poder abrazar a su familia todavía una vez más.
