Un minero descubre dos rarísimas piedras preciosas: se convierte en millonario y gasta todo para abrir una escuela
Hay historias que tienen un poder muy fuerte: solo hace falta leerlas y comprenderlas, de hecho, para encontrar confianza y convencerse que, de un momento a otro, hasta la situación más dura y problemática puede cambiar de la noche a la mañana.
Es justamente lo que le sucedió a Saniniu Laizer, un minero de Tanzania, un hombre de 52 años que seguramente no ha vivido jamás entre comodidades y las riquezas y que para seguir adelante ha tenido siempre que trabajar haciendo uno de los trabajos más cansadores y riesgosos que existen. El destino, sin embargo, tenía un giro realmente increíble reservado para él.
via BBC
¿Tienen presente esas cosas que pensamos que no pueden suceder jamás en la vida? Bien: también Saniniu estaba convencido que lo que sucedió jamás le podría haber pasado a él. Y sin embargo, en el transcurso de la noche a la mañana, este hombre se convirtió en millonario gracias al descubrimiento hecho con sus propias manos.
Mientras estaba trabajando en la minera, de hecho, Laizer tuvo contacto con dos piedras enormes de tanzanita, una joya rara que toma el nombre justamente del estado africano donde se descubrió por primera vez. El mineral, conocido desde 1967 por su rareza, por su belleza y los fascinantes tonos de colores, es utilizado para fabricar joyas, y está de más decir que los bloques extraídos por Saniniu han causado un gran revuelo.
9,2 y 5,8 kg: estos, respectivamente, son los pesos de las dos piezas de tanzanitas que el afortunado minero encontró. Todos, en el lugar, han entendido rápidamente que se encontraban frente a algo de particular, dado que, hasta ese momento, la piedra más pesada descubierta llegaba "solo" a 3,3 kg. Lo que Laizier tenía en sus manos era un verdadero tesoro, de un valor de 3,4 millones de dólares. Pero lo mejor de la historia está por llegar.
Consciente de su imprevista e inesperada riqueza, Saniniu pensó inmediatamente que hacer con el dinero ganado. En vez de tenerlo para él, este hombre decidió que no cambiaría su estilo de vida, pero que los habría invertido para ayudar a su comunidad. ¿Cómo? Construyendo una escuela para ayudar a las tantas, familias pobres que, en Tanzania, no pueden permitirse llevar a sus hijos a la escuela y garantizarles una educación y un futuro adecuado.
"No soy una persona culta pero creo en este proyecto", ha dicho Laizer comentando su decisión. Además de la escuela, tiene un programa también para realizar un centro comercial, para darles a muchas personas nuevas oportunidades de trabajo. Altruismo en estado puro, en fin: este hombre entendió a la perfección lo que significa hacerle bien a los demás y no permanecer focalizándose solamente sobre sí mismos, aunque si las riquezas que tengamos nos lo permiten. ¡No queda otra cosa más que felicitarlo, esperando que todos puedan tomar como ejemplo este gesto!