Un cliente anciano de un local deja de herencia 50.000 dólares y un auto a su camarera preferida

por Patricia Zorzenon

15 Julio 2020

Un cliente anciano de un local deja de herencia 50.000 dólares y un auto a su camarera preferida
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"El cliente tiene siempre la razón", pero a veces también un corazón realmente grande. El episodio que estamos por contarles habla de como los pequeños gestos son importantes para las personas que nos encontramos todos los días.

En un restaurante existe un cotidiano ir y venir de gente y a menudo algunos clientes ponen a prueba la paciencia de quienes trabajan. Aún así una palabra amable o una sonrisa cuando quisiéramos reaccionar con nerviosismo, pueden realmente hacer la diferencia.

via Newsreporter / Youtube

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Estamos en Brownsville, en Texas. Walter Swords, llamado "Buck" es un hombre de 89 años, veterano de la Segunda Guerra Mundial. Cada día el hombre se sienta en la misma mesa en un restaurante llamado Luby. Su temperamento gruñón le hizo conquistar una pésima reputación entre las camareras del local. Servirlo quiere decir transcurrir el así llamado "peor cuarto de hora". La única a tolerar sus modos poco sociables es Melinda Salazar.

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Solamente ella sabe como tratarlo, actuando con calma y amabilidad también frente a sus infaltables lamentos. Todo esto sin jamás comprometer la calidad del servicio. Buck ha sido una presencia habitual en el restaurante por unos buenos 7 años consecutivos. Luego en el verano de 2007 Melissa se dió cuenta que el hombre no se hacía ver desde hacía ya un tiempo. Algunos días después supo que el anciano había fallecido.

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A pesar de que no tenía recuerdos exactamente maravillosos de él, quedó conmocionada por la noticia. Se había ya acostumbrada a aquel viejo pintoresco y de alguna manera se había encariñado. Cinco meses después, poco antes de Navidad, entró en el local un hombre que se calificó como un ejecutor de testamentos.

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Con una gran sorpresa la mujer descubrió que Walter le había dejado como herencia su auto, una Buick del 2000, además de 50.000 dólares en efectivo. Mr. Swords tenía un mal carácter y en vida no había jamás logrado demostrarle gratitud por su dulzura. Lo hizo a su manera, sin palabras pero con hechos. Esta historia demuestra como la bondad y la cortesía son siempre el mejor camino y que al final de este siempre hay un premio.

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