Los consejos de los psicólogos para manejar y corregir los comportamientos obstinados en los más pequeños

por Patricia Zorzenon

22 Julio 2020

Los consejos de los psicólogos para manejar y corregir los comportamientos obstinados en los más pequeños
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Cuando un hijo crece y su carácter se transforma, no siempre es fácil manejar sus comportamientos y reconciliarlos con las reglas y la buena educación que, justamente, un padre debe comunicar. A menudo, por puro "capricho" o rechazo a esto, los niños deciden no hacer lo que viven como una imposición por los grandes, creando situaciones de contraste más bien fatigosas de afrontar día tras día.

Caprichos y testarudez, sin embargo, no son cosas con las que el niño "nace" y esta es la primer cosa que un padre de aprender a entender. El cerrarse en sí mismos y el rechazo muchas veces son los resultados de comportamientos que derivan también de la educación de los adultos. Es por eso que es necesario comprender mejor, basándonos en las búsquedas psicológicas, como actuar hasta que los pequeños comiencen a aceptar de buena manera lo que un adulto dice, sin escenas o ataques de ira.

via Momjunction

Pikist

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Pedidos no aceptados, resistencia constante, caprichos que a menudo terminan en lamentos furiosos: si todo esto les suena familiar, les podrían ser útiles los consejos que estamos por enumerar sobre actitudes a tomar con los niños más testarudos. Se trata de estrategias que, en la cotidianidad, vale la pena probar, ya que, según cada situación, podrían dar sus frutos.

Desde una edad muy temprana, para evitar que un niño haga siempre lo que quiera, se necesita poner en claro límites. Si le permitimos todo a nuestros niños y "modelamos" cada cosa en función de ellos, corremos el riesgo de encontrarnos luego frente a una persona impulsiva, reacia, difícil de mover. Si los límites de obedecer no se marcan temprano, quizás también por pereza o cansancio por parte de los padres, será demasiado tarde. Un "inocuo" comportamiento testarudo desde pequeños podría transformarse en agresividad con el pasar de los años.

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Los impulsos de testarudez, además, son absolutamente normales y no estamos diciendo de hecho que se necesite "reprimirlos" del todo. Al contrario: a menudo se dice que el niño está descubriendo quien es y el mundo que lo rodea y está tratando de darle un sentido a lo que le gusta o a lo que no le gusta. Sin embargo, existen los límites y cuando un padre (persona con más experiencia y capaz de educar) dá una orden, el niño debería respetarla sin tantos caprichos.

Es necesaria paciencia y comprensión e incluso si es difícil, es más bien contraproducente que un padre o una madre, cuando se encuentran frente a repetidas terquedades o arrebatos de ira, actúen en vez de enojarse. De hecho, existe el riesgo de que sea peor. Usar los castigos, además, es otro argumento delicado, ya que si son excesivos, humillantes o mucho peor, físicos, se corre el riesgo de aumentar aún más el enojo y los comportamientos negativos de un niño.

Needpix

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Nuestros hijos, en cambio, tienen la necesidad y lo más posible de modelos positivos, personas adultas de donde puedan sacar lo mejor de los comportamientos, para luego ponerlos en práctica cuando sean grandes. Mostrando respeto y autoridad al mismo tiempo se obtendrán las mismas actitudes: no sirve de nada poner en práctica una autoridad "absoluta", porque los niños luego crecerán con fuertes rencores y pensarán que aquellos son los modelos en los que se tienen que basar. En el fondo, hace falta un poco más de trabajo e intentar no cuesta nada: criar niños menos testarudos es posible, y nos ahorrará nuestra tranquilidad cotidiana y familiar.

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