El novio la deja por su aspecto, ella pierde 80 kilos y cambia totalmente su vida
Se dice que la belleza es la interior, y así debería ser siempre. Aún así eso no significa que no se deba o no se pueda trabajar sobre nosotros mismos para mejorar nuestro aspecto físico. Una cosa es aceptarse, otra es resignarse. Hacer lo posible para alcanzar la dimensión ideal es un acto de amor y de coraje. No se trata de una vanidad sino más bien de respeto y autoestima. Aquí la historia de alguien que ha logrado en un desafío encontrarse nuevamente luego de haberse perdido.
via The Sun
Desde cuando tenía 13 años Alida Dreyer siempre tuvo que combatir con el sobrepeso. Es en esa edad que le diagnosticaron el síndrome del ovario poliquístico (PCOS). En la mayoría de los casos esta condición favorece al aumento de masa corporal. Además de tener la desventaja desde el punto de vista genético, la joven sin embargo admitió que su verdadero problema era la adicción a la comida. Desde pequeña albergaba relaciones difíciles con la familia o con los amigos, siendo muchas veces ridiculizada. Comer era para ella la única forma de controlarlo. En la práctica se trataba de una especia de anorexia pero al contrario.
La alimentación era algo que podía manejar y le daba satisfacción, entonces ha abusado sin controlarse. Tuvo su primer novio a los 20 años. Su aspecto y el peso le impedían sin embargo tener una normal y sana intimidad. Tres años después los doctores le dijeron que en ese estado no sería nunca capaz de tener hijos. Su novio la dejó al mes siguiente debido a sus innumerables problemas . Estos últimos acontecimientos han sido para ella una ducha de agua fría y al mismo tiempo un despertar decisivo. Ha comenzado así el recorrido para encontrarse a sí misma.
Perdió los primeros 40 kilos gracias a la dieta y al ejercicio físico. Otros 37 kilos se le retiraron luego de una operación de gastrectomía de manga vertical, con un total de casi 80 kg perdidos. Un resultado excepcional para ella que había llegado a superar los 140 kilos.
Alice tuvo que someterse a otras operaciones para la eliminación de la piel en exceso. Hoy, tiene 27 años y es una nueva persona. Cuando se mira al espejo y mira sus cicatrices, sonríe y piensa en los sacrificios hechos para llegar a donde se encuentra ahora. Alida ha publicado su historia en las redes sociales. Espera que su experiencia sirva como aprendizaje y motivación para otras personas para no rendirse jamás en poder alcanzar sus metas.