Intercambian a su hijo al nacer pero luego de haberlo recuperado, decide quedarse también con el hijo putativo
Las palabras "madre" y "mamá" son utilizadas como sinónimos, pero no quieren siempre decir lo mismo. La primer palabra indica quien ha generado y parido un hijo. La segunda identifica mejor quien lo cría, lo cuida y le dá todo el amor que necesita. Cualquier mujer, físicamente en grado de concebir, puede potencialmente ser madre. No todas sin embargo tienen la capacidad de hacer realmente de mamá. Esta historia habla de este segundo tipo de persona.
En el 2004 Rita Ribeiro da Silva tenía 31 años y dió a luz un niño en el hospital de Sorocaba en San Pablo, Brasil. Lo que ha sucedido después puede fácilmente competir con la trama de una novela. Algunas horas luego del parto, cuando las enfermeras le han traído el pequeño por primera vez, la mujer se había dado cuenta que había un error. El recién nacido era blanco mientras que ella y el marido eran de color. El hombre ha pensado inmediatamente en una evidencia de infidelidad y reaccionó yéndose de su casa.
Rita hizo algunas pruebas y resultó que tenía razón. Se había hecho un intercambio en la sala de neonatología. Vitor Hugo, su hijo biológico, estaba junto a otra familia en la cercana ciudad de Piedade. La confirmación de la equivocación ha llegado también por el test del ADN.
Luego de algunos días Rita finalmente pudo abrazar nuevamente a su niño, sin embargo, se sorprendió de haberlo encontrado en pésimas condiciones. Por lo que parecía la mujer que lo estaba teniendo no tenía el menor instinto maternal. Estaba feliz de tener nuevamente a su hijo pero ahora pensaba en Giuliano, la criatura que a pesar de que por unos pocos días, había amamantado y cuidado como si fuera suyo. Poco después viene a saber que la otra mujer había decidido regalar al bebé porque no podía criarlo.
A pesar de que Rita vivía en condiciones modestas, no ha perdido la ocasión de intentar adoptarlo a él también. Años más tarde, el tribunal le ha autorizado a la mujer de tener oficialmente a Giuliano. Ambos niños ahora son adultos, crecieron como verdaderos hermanos, hijos de dos madres diferentes, pero de una sola extraordinaria mamá.
