Un enfermero le salva la vida a un recién nacido prematuro abrazándolo por días como si fuera la mamá
A veces los verdaderos "héroes" se esconden entre nosotros, bajo la forma menos llamativa y más "normales", listos sin embargo a intervenir y ayudar al prójimo sin ruido pero con acciones ejemplares y significativas. Médicos y enfermeros están en la categoría de estas personas, determinados como son en sacrificarse por el bienestar de los demás.
La historia que estamos por contarles se trata precisamente de uno de ellos, un hombre que merece estima y admiración porque ha hecho de su trabajo una verdadera misión, salvando la vida a un recién nacido débil, indefenso y desafortunado.
Se llama José Alberto Oliva y es un enfermero cubano que ha siempre vivido su profesión como una oportunidad única para hacer el bien. Una convicción que se reforzó en el momento en donde la pandemia del Coronavirus golpeó al mundo entero, causando sufrimiento y dolor. José a dejado su País y se ha mudado a Algeria, para ayudar a los servicios de la salud locales a enfrentar la emergencia.
Sin embargo, mientras se encontraba en la provincia de Ourgla, ha vivido una experiencia que ha cambiado su vida. En el lugar donde trabajaba nació un bebé prematuro, llegado al mundo en el séptimo mes del embarzo, que lamentablemente ha perdido a su madre debido al Covid-19. El mismo recién nacido, lamentablemente, también contrajo el virus, motivo por el cual la situación no parecía para nada sencilla.
Salvar la vida de este pequeño era un verdadero desafío, que José ha decidido afrontar con coraje, sin echarse atrás ni siquiera por un minuto. La ayuda que este valiente enfermero le ha dado al niño ha sido bastante particular, porque ha replicado todo el calor materno que lamentablemente le faltaba demasiado al recién nacido. José aplicó aquella que es definida como la "terapia del canguro", o "terapia de la riñonera", osea una técnica que implica el contacto directo del pequeño con la piel del padre, de manera de estimularle las funciones vitales y proporcionarle calor natural, como si el pequeño se encontrara en una incubadora.
Por 15 días el enfermero héroe jamás se separó del pequeño y el contacto piel a piel con él ha dado sus frutos, dado que, poco a poco, el bebé se recuperó del trauma del nacimiento y a comenzado a tomar peso, mejorando días tras día hasta que dió negativo de Coronavirus y regresó a su casa con su familia. La cercanía de José, sin embargo, lo ha convertido sin dudas en un miembro de la familia en todos los efectos, además de un héroe. Este niño lo ha logrado gracias a él que, con su cuerpo, estuvo cerca estimulándolo para recuperarse y asomarse valientemente a la vida. En medio de tanto dolor, ¡cada tanto leer historias como esta hace realmente bien!
