Ser madrina es un gran honor: se convierte en guía espiritual y "segunda mamá" de un niño todavía en pañales
Ser la madrina de un niño nacido hace poco es una de las alegrías más bellas que una mujer pueda sentir en su vida. No solo aceptar esta "investidura" es un privilegio y una forma de enorme confianza entre la madrina "in pectore" y los padres del pequeño, entre los cuales se cree que existe una amistad muy cercana, sino que es también una gran responsabilidad ética y espiritual: la madrina, así como el padrino obviamente, deberá ser una verdadera y propia "guía" para el niño.
via You Are Mom
Generalmente, en los paises de religiones cristianas, son los padres a elegir los nombres del padrino y de la madrina en el momento de la ceremonia del bautismo del hijo; la mamá elige el nombre de la madrina, el papá el del padrino. No obstante ambos ocupen un rol fundamental para la crianza y el desarrollo del recién nacido, es la madrina que siente sobre sí un cargo de responsabilidad y privilegio no de pocos.
En definitiva, la madrina elegida por la mamá del niño, no debe necesariamente ser un pariente estrecho: muchas veces de hecho, es el caso que ella sea una amiga especial, con la cual corre una relación de confianza e intimidad que va más allá de la unión de sangre....
Cuando una mamá elige la persona apta para ser la madrina del propio hijo, significa que está poniendo de una vez por todas su confianza y afecto en las manos de una mujer de gran sensibilidad, insustituible en su vida: una persona que, en ausencia de los padre por cualquier motivo o imprevisto de la vida, estará en grado de ser su reemplazo, de criar, de enderezar y sobre todo, de guiar al niño hacia un crecimiento y un desarrollo personal sano y recto.
Una responsabilidad que no es de poco, es la madrina de un bautismo, un deber espiritual que en la vida práctica de todos los días se vuelve un llamado para hacer el bien y cuidar de la criatura que, no obstante pueda no compartir con nosotros una unión genética, está relacionada a nuestro destino por una relación de extrema confianza y afecto ante los padres. ¡No es poco!