Se finge borracha y pide ayuda a los transeúntes para poder llamar un taxi: 4 hombres sobre 5 buscan de llevarla a la propia casa
En cuanto a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas se afirma solemnemente la igualdad de género, para buscar de crear igualdad en el derecho y en las situaciones sociales, la realidad, lamentablemente, se demuestra aún, una vez más no estar a la altura de estas intenciones. Dejando fuera la cuestión de la paridad, difícilmente un hombre tendrá dificultad o miedo en volver a casa a pie después de una noche, o se sentirá con vergüenza o en alarma después de haber recibido una apreciación en público. Para una mujer, en cambio, todo esto es más que real. A tal propósito, ha sido registrado un pequeño experimento social, donde una actriz interpreta la parte de una joven bonita y un poco borracha, que busca desesperadamente de volver a la casa con un autobús o en un taxi. Al pedir ayuda a los transeúntes de sexo masculino, la mujer parece recibir en la mayor parte de los casos solo propuestas no requeridas.
La joven frente a la videocámara es claramente una actriz: cartón de cerveza en la mano, vestido de verano y la voz de quien ha bebido demasiado. Se trata de ficción para poder recrear las condiciones de vida reales y observar de cerca (pero con total seguridad) que cosa ocurre en el caso donde una joven hermosa, que ha levantado un poco el codo, pida ayuda al mismo tiempo. Si bien es limitado como experimento, los resultados han puesto a la luz la triste realidad: 4 hombres sobre 5 han intentado de aprovechar la situación y en vez de ayudar a la joven a llegar al autobús o a un taxi, como era su explícito pedido, le han propuesto de ir a la casa de ellos.
La joven se ha acercado a todos los jóvenes que pasaban con la misma historia: "he bebido demasiado, quisiera volver a casa, ¿podrías ayudarme a llamar un taxi o llegar hasta el autobús?". Una situación que podría ocurrirle a cualquiera, sea hombres que mujeres, pero que en este último caso produce reacciones diferentes. Después de la publicación del video, los comentarios de algunos usuarios fueron aún más alarmantes: "No sé de verdad que cosa se esperan con este experimento social, el 95% de los americanos se comportarían así". Por cuanto su validéz científica es fuertemente limitada, este experimento es el espejo de una realidad completamente podrida.
La actriz vuelve a ponerse sobria en el momento donde la situación va más allá: saluda educadamente diciendo de sentirse repentinamente mejor y se va con las piernas derechitas, dejando al joven de turno bastante desconcertado.
El hecho de usar un vestido, pollera o estar un poco borracha, no justifica mínimamente las acciones desconsideradas de un hombre. Si una mujer ebria pide ayuda, significa que está en problemas, no está mandando otras señales. Aprovecharse de una situación del género no es de hombres, sino de criminales.
Como escribe Margaret Atwood: "Los hombres tienen miedo que las mujeres se rían de ellos. Las mujeres que los hombre las maten".