Un niño muere intoxicado por monóxido de carbono en un barco: una eventualidad que muchos no consideran
Todos sabemos que el monóxido de carbono es un gas potencialmente muy peligroso para el hombre y para los animales. Se presenta en concentraciones superiores a determinados niveles, puede llevar a intoxicaciones con consecuencias fatales. Las crónacas, lamentablemente, están llenas de hechos trágicos donde las personas han perdido la vida porque quedan expuestas demasiado tiempo a las exhalaciones de este terrible enemigo inodoro e incoloro en el interior de sus casas.
Es difícil creer, sin embargo, que el monóxido de carbono puede ser peligroso incluso en el exterior, en un contexto abierto como el de un paseo en barco. Lamentablemente, es exactamente lo que ha sucedido en el Lago Eufaula, en Oklahoma, Estados Unidos. Quien perdió la vida ha sido un niño de solo 9 años. Después de su deceso, la mamá ha decidido de sensibilizar a la opinión pública llevando adelante una verdadera misión.
via NBC New York
Cassandra Free y su familia estaban transcurriendo un día alegre por el lago estadounidense, entre paseo en barco y surf, casi alrededor del atardecer toda la diversión se ha transformado en tragedia. Andrew, el hijo de Cassandra, de solo 9 años, ha perdido el sentido y cayó al agua, mientras los otros dos hijos de la mujer, Jonathan y Blake (15 y 13 años) decían sentir un malestar.
Inútil describir la agitación de aquel momento. Junto a un amigo de la familia presente sobre la embarcación, el marido de Cassandre de inmediato se ha tirado al agua para salvarlo, pero lamentablemente para él poco se pudo hacer. El niño no respiraba más y no obstante el masaje cardíaco, no ha podido ser reanimado.
Después de la tragedia, los análisis efectuados al niño fallecido y a sus hermanos con un fuerte malestar, han revelado que los tres habían sido víctimas de una intoxicación de monóxido de carbono, no obstante se encontraran al abierto. La barca sobre la cual se encontraban, a baja velocidad, emitía una cantidad excesiva de gas en el aire, siento inoloro e incoloro, los jóvenes lo han respirado más de lo debido, encontrándose probablemente demasiado cerca del motor de la embarcación.
Dolor de cabeza, náuseas, mareos, dolor toráxico y aturdimiento son todas las campanas de alarma que pueden indicar un eventual envenenamiento. Y no es tan raro que ello pueda verificarse incluso en el exterior, no necesariamente solo entre las paredes domésticas. Después de lo ocurrido, Cassandra ha decidido que habría hecho lo posible para hacer conocer al mundo sobre este peligro.
La pesadilla de la desaparición de su pequeño Andrew le ha dado el coraje de moverse para salvar las vidas de muchas otras personas que podrían encontrarse en situaciones como la vivida por la desafortunada familia. En las zonas portuales, en particular, donde los barcos transitan a baja velocidad, la acumulación del monóxido de carbono puede ser tóxico.
La misma cosa, siempre según lo declarado por la Free, puede ocurrir a quien se sienta sobre los asientos posteriores de la moto mientras va despacio. Cassandra se ha sentido más determinada que nunca para sensibilizar a todos sobre estos peligros: "Andrew no está más, pero su nombre estará siempre ligado a las vidas que salvará. Esta es mi misión, porque ninguna mamá debe jamás encontrarse en mi lugar".