5 comportamientos que todos deberíamos evitar si no queremos herir a nuestras madres
Hay figuras, en la vida de cada uno de nosotros, que simplemente son insustituibles. La mamá está seguramente entre una de ellas. Piensen un momento: excluyendo el de una pareja, es precisamente ella la que logra darnos un amor auténtico, incondicional, único. No es casualidad, dado que se trata de la persona que nos ha llevado en el vientre por meses para luego traernos al mundo.
Si bien cada relación con la madre pueda con el tiempo evolucionar de una manera diferente, de base el lazo que se crea entre una figura materna y sus hijos es algo insustituible. No siempre, sin embargo, las madres reciben todo aquello que se merecen y que seguramente le han dado a sus pequeños, en los años de infancia y no solamente eso . Es por esto entonces el porqué es importante recordarnos siempre de ellas de la mejor manera posible, no dando nunca nada por sentado y sobre todo evitando los comportamientos más inapropiados, aquellos que pueden herir más profundamente a nuestras mamás y de las que queremos hablarles.
Comencemos con decir que la necesidad de independencia, impulso natural hacia la familia en cualquier hijo que crece, nunca debe confundirse con actitudes que nos llevan a descuidar a nuestros seres queridos. De un vínculo casi en simbiosis, un niño (y sucesivamente un joven), puede pasar a una indiferencia casi total y dañina hacia la mamá. Seamos claros: no estamos criticando la emancipación, pero es bueno equilibrar la independencia y los afectos familiares. ¿Cómo? Comenzando evitando lo que mencionamos a continuación para no romperles el corazón.
1.No llamar a la mamá
Como hemos mencionado, creciendo se tiende a alejarse de la figura materna a favor de la propia vida futura. Es del todo normal, pero encontrar algunos minutos al día, quizás solamente para un llamado y una actualización de nuestra vida y la de nuestra mamá, es ciertamente una práctica que no hay que abandonar jamás. Significa darle importancia, no hacerla sentir olvidada.
2.Pelear con hermanos o hermanas
Las tensiones y las rivalidades familiares ciertamente no son algo bueno. Si por un lado, en los años de la infancia, las peleas con hermanos y hermanas pueden ser normales, una situación de "guerra" continua entre hijos de la misma madre no puede evitar hacer mal a quien los ha traído al mundo. Es verdad: a menudo no son fáciles y las dinámicas que pueden crearse en la familia son muchas y diferentes, pero al menos intentar trabajar para la serenidad es siempre un trabajo apreciable que hará sentir más tranquilos a nuestros padres. Además, padres y madres deberían trabajar constantemente por la armonía y contra las hostilidades, y es bueno poder corresponderlos con la misma moneda.
3. Insistir sobre los errores cometidos
Si nos equivocamos y nos damos cuenta, no nos da ciertamente placer tener cerca nuestro a alguien que nos recuerda y nos "regaña" constantemente por nuestros errores, o que incluso se ríe de nosotros. Más aún si se trata de personas que conocemos. Entonces, como es bueno que una madre no lo haga, los hijos no deberían insistir jamás sobre los errores, defectos o comportamientos retenidos inoportunos.
4. Ignorar sus consejos
No importa cuantos años tenemos nosotros o cuantos tiene nuestra madre: ella estará siempre allí, lista para darnos consejos que retiene los mejores, desde la altura de su experiencia, por la experiencia vivida y por el amor que nos tiene. Es cierto: no todo podrá ser siempre compartido, pero ignorarla o desvalorizarla, en este sentido, son comportamientos que pueden solo contribuir en hacerla sentir peor. Es suficiente con prestarle un poco de atención, manteniendo siempre la propia sacrosanta autonomía de decisión, haciéndola sentir importante, sin herirla.
5. Enojarse con ella sin motivos precisos
Es siempre más fácil descargar nuestro enojo, nuestros miedos y nuestros problemas sobre las personas que tenemos a nuestro alrededor. Especialmente si se trata de figuras familiares, que quizás damos por "sentadas" y con las que sabemos que podemos pemitirnos una apertura casi total, el riesgo es que se convierten en blancos demasiados fáciles de nuestro malhumor. La mamá está entre estos, de hecho quizás a veces se convierte en una de las primeras personas contra quien descargamos si algo no va bien. También ella, sin embargo, tiene sus sentimientos y sus sensibilidades, no nos olvidemos jamás.
Las que hemos mencionado aquí arriba son todas situaciones comunes, en donde muchos de nosotros podemos reflejarnos. Claramente la relación con una mamá varía de familia en familia, de persona a persona. Recordar lo importante que es la persona que nos ha dado la vida es fundamental, siempre.