Los segundos hijos de la familia tienden a ser más rebeldes e impredecibles: lo sugiere un estudio
Quién tiene dos o más hijos puede confirmarlo: respecto al primer hijo, el segundo tiene un carácter más beligerante, impredecible, completamente rebelde y revoltoso. Es cierto, no todos son así y no hay que hacer de la manera más absoluta de toda la hierba un bulto, sin embargo hay una verdad de base científica para esta afirmación en general. Un estudio efectuado por el economista de MIT Joseph Doyle ha revelado que los segundos hijos, aún más que sus hermanos mayores, tienen un carácter más difícil de "corregir".
via Southern Living
De esta búsqueda científica Joseph Doyle ha afirmado: "Encuentro que los resultados son notables en el hecho que los segundos hijos, respecto a sus hermanos mayores, tienen muchas más probabiliades de terminar en prisión, muchas más probabilidades de ser suspendidos en la escuela y entrar en la delicuencia juvenil." Una afirmación que no se detiene aquí. Doyle continúa: "El primer hijo tiene modelos de comportamiento que son típicos de la edad adulta. Y los que nacen segundos tienen modelos de roles familiares que son típicos de la edad más infantil o adolescente hacia sus hermanos mayores."
Para llegar a tal conclusión, que igualmente subrayamos que no se trata de una generalización aplicable para cada realidad familiar, ha analizado la estructura y la historia de algunos núcleos familiares de Dinamarca y Florida, y a pesar de la diferencia geográfica, ha encontrado concordancias sustanciales.
El economista de MT concluyó: "En las familias con dos o más hijos, los segundos hijos tienen desde un 20 a 40% más de probabilidades de ser más indisciplinados en la escuela y de entrar en el sistema de justicia penal que los primogénitos, incluso cuando los comparamos. Los datos excluyen las diferencias en la salud al nacimiento y en la calidad de las escuelas elegidas para los niños."
En fin, una diferencia que parece que pueda nacer involuntariamente del hecho que los padres tienden a transcurrir más tiempo con el primer hijo para su crecimiento y educación que con el segundo, favoreciendo una diferencia sustancial de carácter entre hermanos mayores y los menores.
Queridos segundos nacidos, no se desesperen igualmente: ¡ciertamente saben como hacerse reconocer en casa!