Adiós al "abuelo de la terapia intensiva": ha tenido entre sus brazos a niños prematuros por más de 15 años
Cuando nacen los niños prematuros, el primer lugar que ven con sus ojos poco después de ser traídos al mundo es una incubadora dentro de la unidad de terapia intensiva neonatal; un lugar en donde médicos y enfermeros cuidan de estos pequeños recién nacidos de una manera meticulosa, aunque los padres muchas veces no puedan ir a verlos para abrazarlos o estarles cerca. Aquí es cuando entran en juego los abrazadores, es decir, aquellos que abrazan a los niños prematuros en las terapias intensivas, en ausencia de los padres.
via Today
Por más de 15 años el Children's Health Care de Atlanta tuvo uno de los abrazadores más amados de la ciudad estadounidense; su nombre es David Deuchtman y luego de haber trabajado por 41 años en marketing internacional, decidió jubilarse y llenar su tiempo libre haciendo de voluntario dentro de la unidad de terapia intensiva neonatal en el hospital pediátrico de Atlanta.
Un trabajo noble que ha desempeñado con dedicación y ternura por 15 años, teniendo en sus brazos y mimando esos niños prematuros que todavía no podían gozar de la presencia de sus padres a su lado.
David ha sido un verdadero ángel guardián para estos niños de la unidad de terapia intensiva neonatal, tanto es así que cuando en el 2020 le diagnosticaron un cáncer de páncreas de etapa cuatro, todo el personal del hospital pediátrico y los niños criados que él había cuidado se movieron para ayudar a la familia de David en un momento tan difícil y para recordarles todavía una vez más como él, simplemente abrazando y cuidando estos niños prematuros, había tenido un rol tan importante para el crecimiento de ellos.
Lamentablemente, David falleció a la edad de los 86 años debido a un cáncer de páncreas que lo había golpeado duramente, dejando un vacío incolmable en el corazón de su familia y en el de cientos de madres y padres que, en la espera de las altas hospitalarias de sus pequeños bebés prematuros, no pudieron tener entre sus brazos a sus hijos y han dejado que este voluntario con un corazón de oro lo haga amablemente por ellos.
¡Buen viaje, querido David!