El sufrimiento silencioso de los ancianos "abandonados" en los geriátricos

por Patricia Zorzenon

24 Noviembre 2020

El sufrimiento silencioso de los ancianos "abandonados" en los geriátricos
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Por más absurdo que pueda parecer hoy en día, el abandono de los ancianos por parte de los parientes adultos o de los hijos que han formado una familia es mucho más frecuente de lo que parece a simple vista. Ya sea que los dejan dentro de sus casas sin que nadie los cuide o los visite o que sean "acompañados" a un geriátrico, nuestros padres ancianos y nuestros abuelos sufren silenciosamente cada vez más la soledad debido al sentido de abandono completo.

via My Alzheimer Story

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¿Porqué hijos, nietos y parientes tienden a abandonar cada vez más progresivamente a sus padres o abuelos más ancianos? ¿Qué sucede con el tiempo que pasa y con los años que se acumulan? ¿Cuáles son las causas de este fenómeno? La realidad es quizás más simple de lo que parece: con el tiempo, los hijos crecen, nuevos núcleos familiares se crean y surgen nuevas y siempre mayores responsabilidades y deberes. Está de más decir que el tiempo libre es cada vez menos, el tiempo pasa mucho más rápido, casi que se escapa sin que nos demos cuenta.

Un tiempo que pasa sin embargo también para nuestros padres, que se vuelven cada vez más viejos, con más problemas, con cada vez más dolencias. Una carga que a menudo los hijos con una familia y una carrera no tienen el coraje de asumir y aliviar a quienes los trajeron al mundo, equivocándose muy mal.

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Se equivocan porque el abandono de una persona mayor es motivo de gran (y muchas veces muy silencioso) sufrimiento por parte del padre o de la madre; que éstos se queden en la casa sin recibir visitas de los hijos o nietos o que los muden a un geriátrico porque no pueden ser atendidos por sus familiares, es el mismo abandono, a pesar de que pueda asumir varias formas.

Para aliviar esta distancia forzada, puede ser suficiente solamente un llamado frecuente, una visita de sorpresa, un paseo juntos, un almuerzo o una cena para compartir durante todo el año y no solamente en las fiestas. Si tienen todavía vivos a un abuelo o a un padre anciano, vayan a visitarlo más seguido, no tienen idea del sufrimiento que siente sentirse abandonado por sus propios familiares. Acarícienlos, abrácenlo, charlen con ellos: ¡no se arrepentirán!

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