"O yo o los perros" es el ultimátum del marido a la mujer: ella lo deja y elige abrir un refugio para perros
¿El amor por los animales puede realmente superar al amor por los humanos? Esperemos que las dos categorías nunca se comparen, pero puede pasar de detenerse en la vida y elegir invertir la confianza en una granja de perros en vez del matrimonio. Liz Haslam, que reside en Suffolk, campo inglés cerca de Cambridge, no parece haberse arrepentido de una similar decisión luego que el ex marido le había dicho de elegir entre su matrimonio y los perros. La de Liz y Mike había sido una historia de amor de veinte años, los dos habían tenido también un hijo juntos, pero que no supo como afrontar lo suficiente de manera eficaz los obstáculos de la vida. Al final, la mujer eligió seguir su sueño y abrir un refugio para perros problemáticos y hoy no podría estar más que feliz.
via Dailymail
Liz y Mike se habían conocido cuando ella tenía apenas 16 años: Mike era el amor de su vida, por eso no perdieron tiempo y apenas fue posible se casaron. En 1991 tuvieron su primer y único hijo, Ollie. La familia estaba siempre rodeada de algún perrito que Liz salvaba de la calle y su cabaña en el campo inglés permitía efectivamente que fuera más fácil cuidarlos que en un departamento. Sin embargo, luego de muchos años, la constante presencia de estos animales necesitados de afecto ha molestado a Mike, el cual llegó hasta darle un ultimátum a la mujer: "O yo o los perros: elige". La elección de Liz, luego de una historia de veinte años con Mike, ha sido bien considerada, sobre todo a la luz de las últimas repercusiones: ella y Mike ya iban por caminos diferentes en los últimos años.
Liz eligió a los perros, una elección que la hizo realmente feliz. No le echa la culpa a Mike por el ultimátum, porque sabe que ambos ya estaban tomando caminos diferentes. Cuidar de unos treinta perros no es fácil y puede ser considerado un trabajo a tiempo completo. Por esto, Liz decidió dar vida a un verdadero refugio, "Beds for Bullies", donde poder cuidar, en particular, a los Bull Terrier, perros a menudo abusados y utilizados para luchas clandestinas. Gracias a su trabajo, Liz los recupera y además de curarlos, trata de resolver sus problemas de comportamiento.
Liz siempre ha vivido en estrecho contacto con perros desde niña: la madre criaba una particular raza de perros, mientras que el padre tenía una empresa de alimentos para animales. ¡Un destino marcado desde el nacimiento!
Una mujer que supo evaluar bien los pro y los contra de una actividad muy agotadora y costosa y que al final eligió perseguir su sueño de ser feliz.
