Joven maestra está a punto de abandonar su carrera cuando se enfrenta a un caso de un joven con problemas: luego lo adopta
Cuando se elige voluntariamente la vida de la educación, evidentemente se tiene una tendencia especial hacia este importante y difícil trabajo. Enseñar a niños o jóvenes no es algo fácil: además de tener que garantizar su cultura, se tiene también la responsabilidad moral de enseñarles un cierto tipo de comportamiento y determinados valores. ¿Qué hacer, de hecho, frente a los casos más difíciles? Chelsea Haley, una joven profesora de 24 años, estaba casi por abandonar sus estudios cuando encontró en su camino a Jerome Robinson, un joven de doce años con problemas de comportamiento, del cual todos los demás profesores también se quejaban. Creía que ese joven era un caso perdido y pensaba haber fallado su misión como maestra, pero luego sucedió algo único: ¡la joven adoptó a ese joven problemático! (¡y también a su hermano!)
via CNN
A Jerome Robinson no le importaba nada de la escuela y de sus calificaciones, ni siquiera de todas las suspensiones que había recibido debido a su comportamiento incorrecto y maleducado. Chelsea parecía la única que ograba hablar con aquel joven, tanto que otros profesores lo enviaban muchas veces con Chelsea directamente, en vez de tener que lidiar directamente con el joven. Si bien entre el joven de 12 años y la joven maestra se creó efectivamente un buen vínculo, la joven se sentía un poco frustrada con respecto al progreso escolar y al comportamiento de Jerome. La frustración se disparó luego de 2 años de carrera escolar: "¿podré ser una buena maestra?", pensaba probablemente Chelsea. La idea de abandonar todo se le pasó por la cabeza más de una vez, pero al final algo cambió.
En ese momento, Jerome vivía con sus abuelos, su madre y el hermano de 1 año. Chelsea descubrió después de un tiempo la tremenda situación familiar en la que se encontraba Jeremo y al dolor que probablemente estaba expuesto. Su familia era extremadamente pobre y en el mismo año, la mamá de Jerome perdió a su marido y a la hija más pequeña. Una situación difícil, de la que parecía aún más difícil recuperarse. Una noche Chelsea soñó que adoptaba a Jerome, un sueño un poco extraño y, aunque la idea de convertirse en mamá no le molestaba, pensó que era una idea absurda. Algunos días después, sin embargo, Jerome le pidió explícitamente si podía ir a vivir con ella. Chelsea no podía creer lo que estaba escuchando y le respondió que también ella había tenido la misma sensación.
La mamá de Jerome accedió a la adopción, pactando que Chelsea cuidaría también de Jace, el hermano de 1 año y medio. La joven no se echó atrás y acogió a ambos en su casa, precisamente como si fuesen sus hijos. Hoy viven muy felices en Georgia, todos juntos y el comportamiento de bandido de Jerome es solamente un recuerdo lejano: tiene buenas calificaciones, hace deporte y ¡algún día irá a la universidad!