Abuela de 95 años es amenazada de desalojo por sus charlas en el balcón con la nieta
La epidemia de Coronavirus ha conmocionado nuestros hábitos y costumbres, obligándonos a respetar las diferentes normas restrictivas para que los contagios no sigan propagándose como una mancha de aceite. Máscaras protectoras y un razonable distanciamiento cuando nos comunicamos con alguien o, simplemente, ir a hacer las compras al supermercado, son esas pocas reglas las que todos deberemos respetar para nuestra propia protección personal. Con el respeto de estas pocas y simples reglas, Klara Kharkats, una abuelita de 95 años sobreviviente a la Segunda Guerra Mundial y, ahora, testigo de esta nueva e inesperada pandemia, ha seguido viendo a su nieta fuera de su casa. Pero esto, sin embargo, debió haber molestado a los vecinos.
via Metro
Klara Kharkats es una abuela de 95 años, que escapó de su país de origen, Ucrania, durante la Segunda Guerra Mundial. En los últimos 20 años siempre ha vivido en el mismo departamento en Redondo Beach, en California, donde quisiera seguir viviendo también en los últimos años de su vida. La nieta de Klara, Rozanna, llevaba a menudo a sus hijos a visitar a su bisabuela, pero con el brote de la pandemia del Covid-19, se vio obligada a tener que revisar este hábito, con el único objetivo de proteger la salud de la anciana mujer. Al mismo tiempo, sin embargo, Rozanna estaba preocupada por la salud mental de la mujer: Klara, de hecho, transcurre la mayor parte de su tiempo sola, sin la posibilidad de ver o hablar con nadie.
Entonces, cada dos semanas, Rozanna visita a Klara quedándose en la acera del camino de su entrada, de manera que puedan charlar con la abuela a la distancia, con ella mirando desde su balcón del departamento del entrepiso. Un pequeño momento de alegría diaria para la anciana mujer que espera con ansiedad estas visitas. Para la salud mental es seguramente un regalo del cielo. Sin embargo, el "ruido" provocado por sus conversaciones al aire libre parece haber molestado a algún vecino, tanto que la anciana mujer recibió una carta de advertencia del dueño de la casa.
En la carta, la anciana es amenazada con ser desalojada en caso que las visitas de la nieta continúen generando ruido: "la continua violación de las reglas y del reglamento del contrato de locación dará lugar a nuevas acciones que podrían incluir el desalojo", se lee con claridad. Una medida severa, que alertó de inmediato a la abuela, la cual está asustada por la posibilidad de perder su hogar.
En casos como este es quizás oportuno actuar con un mínimo de flexibilidad y dar prioridad a la salud mental de una anciana sola en la casa. ¿Ustedes que piensan?
