Un panadero inicia una huelga de hambre contra la expulsión del país de su joven aprendiz de Guinea
Como sabemos, no todos nacen con la suerte de tener una familia a sus espaldas, una casa y un futuro asegurado. En muchas zonas del mundo ya es mucho poder nacer; sobrevivir, además, es otro desafío. Laye Fodé Traoréiné es de Nueva Guinea y llegó a Francia, ilegalmente, a los 16 años. Siendo menor de edad, pudo quedarse en el país tratando de integrarse con el estudio y el trabajo. Una vez que haya cumplido los 18 años, sin embargo, poco importa si el joven logró obtener un trabajo y una casa, porque legalmente está obligado a dejar el país. Su jefe de trabajo, un panadero de Besançon, decidió defenderlo haciendo una huelga de hambre.
via Change.org
Son muchas las firmas que siguen llegando para Laye Fodé Traoréiné en Change.org: una manera para apoyar al joven y a muchos como él que llegan para tratar de tener un futuro mejor y convencer a las autoridades competentes a dejarlo que se quede en Francia, su nueva casa. El joven Laye viene de Nueva Guinea, de una situación familiar y económica desesperante, tanto que debió viajar solo pasando por Libia e Italia antes de llegar a Francia. Cuando llegó a Nimes, en un tren tomado al azar, tenía solo 16 años. Laye trabajó duro rápidamente para integrarse: aprendió el francés, se graduó y trabaja como aprendiz de panadero en Besançon. Su cumpleaños número 18, sin embargo, marca una disposición inevitable, además de injusta: con la mayoría de edad, el joven está obligado a regresar a su país de origen. Su jefe de trabajo, Stéphane Ravacley, dueño de la panadería "La Huche à Pain", bajó al campo personalmente para ayudar a su mejor trabajador.
Stéphane Ravacley está en huelga de hambre y quiere defender a su empleado a toda costa: "Abrimos las puertas a un niño y le decimos "no te preocupes, te protegemos, no corres ningún riesgo". Les damos dinero, lo hospedamos y luego de 2 años le decimos "no, este hermoso sueño en el que estabas no existe más, ¡debes regresar a tu casa!" comentó enfurecido el panadero.
Laye se levanta a las 3 de la mañana para ir a trabajar a lo de Stéphane, donde se convirtió en un aprendiz modelo, con una fuerza de voluntad que falta en muchos jóvenes de hoy que estudian y trabajan. Stéphane, como buen jefe, reconoce las cualidades del joven: "Es realmente un buen chico y habla francés mejor que yo. Ha aprendido mucho y muy rápidamente. Trabaja magníficamente".
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Por su parte, la prefectura retiene que los documentos de estado civil proporcionados por Laye no son compatibles. El abogado del joven, Me Amandine Dravigny, dijo que los documentos enviados por las autoridades de Guinea no pueden ser calificados como falsos. Hasta el momento, se ha solicitado un resumen administrativo pero fue rechazado.
Solo le deseamos buena suerte a este joven, esperando que su situación se resuelva lo antes posible.
