Hija mía, si tu matrimonio de fábula se transforma en una pesadilla, vuelve a casa
Querida hija, es tu madre que te escribe. Sabes que tú para mi eres la cosa más importante de mi vida, la cosa más bella que me ha ocurrido. No tienes idea de cuanto tu padre y yo te hemos querido, no puedes imaginar las lagrimas de alegría que hemos derramado cuando descubrimos que estabas por venir a nuestras vidas, la felicidad inmensa cuando naciste. Y luego creciste demasiado rápidamente, el tiempo ha pasado sin que nos diéramos cuenta y aquí estás finalmente casada y con un hombre que te ama muchísimo.
via Psychology Today
Pero te quiero dar un consejo apasionado, hija mía: si ves que tu matrimonio de fábula se transforma en una verdadera y propia pesadilla, huye y no vuelvas más con él. Si notas que tu príncipe azul no es más el de una vuelta y ha cambiado completamente, vuelve a casa; a ninguna princesa se le ha consentido vivir un cuento de horror, sino una fábula con final feliz.
Si tu príncipe apaga continuamente tu sonrisa con comportamientos violentos o abusivos en contra tuyo, no dudar en correr a nuestros abrazos y no dejar que los años pasan y las costumbres caseras harán el propio curso; no es nunca demasiado tarde para cambiar de vida y darse cuenta de no estar viviendo el cuento que se ha buscado siempre de convertirlo real, sino una verdadera y propia pesadilla.
Hija mía, si tu vida de fábula se transforma en abuso verbal, psicológico o peor aún, tienes que saber que no debes hacer otra cosa que tomar tus pertenencias y venir con nosotros; no hay amor más grande que el de un padre o de una madre frente a su propia hija; queremos solo lo mejor para ti, mereces de vivir una vida rica de satisfacciones, una verdadera y propia fábula donde los monstruos, si existen, son al final derrotados.
Pero no llegará un caballero a derrotar para siempre el monstruo que te atormenta, no; serás tú a empuñar la espada y a destruirlo de una vez por todas. Tú, hija mía, con tu misma fuerza interior, capaz de desear y obtener amor, respeto, dignidad. Si tu matrimonio de fábula se transforma en pesadilla, no dudar en escapar al seguro entre nuestros brazos.
Un abrazo, mamá.