Realiza su vestido de novia con la tela del paracaídas que el marido utilizó en la guerra para salvarse
El casamiento desde siempre es considerado por muchas parejas como uno de los días más importantes de la historia. Simbólicamente, es el día ideal en donde se celebra la relación y el amor, compartiendo los festejos con amigos y familiares. Una de las preocupaciones mayores de la novia es indudablemente la elección del vestido: ¡no se puede equivocar! La tradición quiere que sea un vestido blanco, o quizás que sea un vestido heredado por la mamá o la abuela de la novia.
El de Ruth, la novia del mayor Claude Hensinger, fue verdaderamente particular: ¡sobre esto, no hay dudas! La mujer, de hecho, utilizó algunos pedazos de tela obtenidos del paracaídas con el que su nuevo marido se había salvado la vida en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial.
Era Agosto del '44 cuando Claude Hensinger fue obligado a abandonar su avión, un B-29, debido a una imperfección en el motor, luego de haber cumplido un ataque aéreo en Yowata, Japón. El joven Hensinger tuvo suerte en la caída, porque gracias a su paracaídas logró salvarse. En la espera de ser rescatado por sus compañeros soldados, Heninger se protegió precisamente con la tela de ese paracaídas, que utilizó también como almohada. Por este objeto, el hombre siguió mostrándole un respeto particular, tanto que lo guardó y se lo regaló a su novia de entonces, Ruth. La mujer, halagada por este gesto, quiere devolverle el afecto del novio intentando darle vida a su vestido de novia precisamente con las solapas de esa tela.
En Julio de 1947 la pareja se casó y Ruth impresionó a todos con su vestido de bodas. En 1939 le había fascinado la visión del vestido de novia en la película "Lo que el viento se llevó" y, desde entonces, le había quedado el deseo de hacer uno similar para su boda. Ella misma realizó la falda, mientras que para el corpiño, la cola y el velo contrató a una costurera local llamada Hilda Buck. Un vestido que literalmente hizo historia y que ahora se conserva escrupulosamente en Smithsonian, el museo y complejo de investigación más grande del mundo. Luego de Ruth, también la hija tuvo el placer de usarlo y, después, hasta la novia del hijo: un pedazo de historia que ahora está custodiado con sus recuerdos en un museo.
¿Y ustedes tienen un vestido particular que desearían usar en su boda? ¡Escríbanlo en los comentarios!