Esta mujer esa una hábil hidráulica, electricista y soldadora: ha vencido los prejuicios y ha construido su propia casa
En el transcurso de algunas décadas, el papel de la mujer en la sociedad ha cambiado mucho, pero si bien la mayor parte de las mujeres occidentales se pueden definir como emancipadas hoy en día, el camino hacia la igualdad de derechos todavía es muy largo. Lamentablemente, nuestra historia está repleta de figuras masculinas dominantes y no hay que sorprenderse si todavía hoy luchamos por no etiquetar a un juguete de "niño" o un trabajo "para hombres". Por ejemplo, estamos seguros que en la vida de ustedes se habrán encontrado muchas más veces con plomeros o electricistas hombres que mujeres. ¿Porqué? Seguramente se trata de trabajos agotadores y, como consecuencia, tendemos a calificarlos como trabajos puramente masculinos. Sin embargo, Ilda Lamas representa una pequeña excepción y un ejemplo de como las mujeres pueden ser mucho más que autosuficientes.
Facebook / Luisa Fernanda Correa Rueda
La protagonista de esta historia, de hecho, se hizo su casa literalmente sola. Ilda es una hábil fontanera, electricista y soldadora, que no tiene nada que envidiarle a sus colegas hombres que predominan en este tipo de trabajos. Como si no fuera suficiente, es también muy buena en la albañilería y conoce las técnicas de pintura: un talento natural, que usa activamente no solamente para construir su propia casa, sino también como "bandera emancipadora" del género femenino. Ilda antes trabajaba como empleada doméstica, pero afirma que aprecia mucho más su nueva profesión de "manitas" que la anterior.
La mujer comenzó a interesarse por la construcción y en este tipo de trabajos unos quince años antes que su historia fuera ampliamente difundida. Un vecino le instó para perseguir este sueño y ella, muy motivada, decidió frecuentar una escuela profesional por su zona. Ilda cuenta que su primer día de clases se sintió muy avergonzada porque en el aula solamente había hombres. "Me daba verguenza, entonces me fui". Ilda perdió su primer día de clases, por lo tanto, porque se avergonzaba de ser la única mujer presente. ¿Cómo podemos soportar esto hoy en día? Afortunadamente, la mujer ha sido tenaz y al dia siguiente se presentó nuevamente, aunque siempre vacilante en la puerta del aula. El profesor le preguntó si buscaba a alguien en particular, pero ella le explicó "valientemente" que era una estudiante; sin demorarse, el profesor la hizo sentarse en el aula.
Para Ilda no ha sido fácil convivir e insertarse en un ambiente laboral exclusivamente masculino y más de una vez ha sido víctima de lamentables incidentes en donde personas muy maleducadas la han señalado como poco competente como mujer. Obviamente, no es así: Ilda es muy buena en su trabajo y gracias al boca a boca de sus amigos y sus colegas logró hacerse conocer en el ambiente. A pesar de todas las dificultades, prefiere perseguir su sueño en lugar de trabajar como empleada doméstica, al que estaba acostumbrada.
¡Felicitaciones a esta mujer tan determinada!