Mira con los binoculares fuera de su casa y nota la matrícula de un fugitivo: frustrado el secuestro de un niño
No subestimen a nuestras mujeres ancianas; a pesar de que muchos podrán decirles que no son más "vivaces" como una vez y su atención vacila cada vez más, no los escuchen: algunas de nuestras abuelas son mucho más perceptivas de lo que parece, por este motivo no subestimemos de antemano. Conozcan a Barbara Gusse, una mujer anciana que vive en Minneapolis y que, gracias a su pasión por la observación de aves, ¡frustró prácticamente un secuestro!
Barbara Gusse, como cada mañana, estaba en el porche de su casa con su fiel binocular para admirar desde cerca las especies de pájaros que se alternaban sobre las ramas de los árboles y de las plantas de su barrio para intentar tomar fotografías de cerca; una pasión la de Barbara que fue literalmente providencial. Precisamente esa mañana le llegó un mensaje de texto a su celular que le advertía a los habitantes del barrio estar muy atentos a los autos que pasaran por allí: un hombre buscado había secuestrado a un niño y viajaba a bordo de una Jeep Grand Cherokee blanca...
El destino quiso que Barbara, ese día, viera verdaderamente ese modelo de auto estacionado cerca de la iglesia del barrio, del otro lado de la calle donde vivía la mujer. Por este motivo, inmediatamente después de recibir el mensaje de texto que advertía a los residentes de un posible secuestrador en el vecindario, tomó sus binoculares y verificó a la distancia el número de la matrícula, para controlar si coincidía: ¡y así fue!
La matrícula era exactamente la del auto que buscaba incesantemente la policía, por lo que la siguiente llamada que hizo Barbara ha sido al departamento de policía de Minneapolis, que llegó rápidamente al lugar para salvar al niño de su secuestrador y reunirlo con su familia, de una vez por todas.
Obviamente, toda la comunidad del Norte de Minneapolis se abrazó en torno al destino de este niño que regresó sano y salvo con su familia, y todos han aplaudido el gesto heroico y valiente de Barbara Gusse, a pesar de que ella minimiza: "Cariño, no soy una heroína, soy solo una abuela..."
Es un hecho que si no hubiese sido por el binocular de Barbara, quien sabe como hubiera terminado esta historia: ¡Estuviste muy bien, Barbara!