Vuelve a abrazar a la madre de 98 años después de 1 año de distanciamiento: la expresión de la mujer es impagable
La pandemia de Coronavirus que literalmente ha influenciado a todo el mundo y continúa a alterar nuestras costumbres, afinando siempre más las relaciones sociales, ha puesto a dura prueba la existencia de algunas personas. No hablamos solo de quien desafortunadamente ha perdido el trabajo, sino también y sobre todo de los ancianos, una categoría que ya en tiempos de paz a menudo es olvidada o abandonada a si misma. Lamentablemente, los ancianos han sido por largo tiempo la mira recurrente del virus y en general, seguramente son los que deben ponerse más al reparo de la enfermedad. Imaginen, de hecho, la alegría de poder volver a abrazar a una abuela o una mamá, desde hace mucho tiempo aislada en una estructura privada para ancianos. Es lo que le ha sucedido a Nikkei Manor, un hogar de ancianos en Washington, Seattle, donde Mark Uomoto, un hombre de 68 años, ha querido darle una sorpresa a su madre de 98 años, alojada en aquella estructura.
via Today
Yoshia es la madre de 98 años, desde hace tiempo residente en Nikkei Manor, un hogar de ancianos que alberga sobre todo japoneses americanos. Despues de un año entero de pandemia, caracterizada por el aislamiento y medidas restrictivas que impedían volver a abrazar a las personas queridas, el gobierno ha comenzado a alentar a las personas que ya habían sido completamente vacunadas.
Cuando Nikkei Manor ha comunicado que quien ya haya sido vacunado habría podido hacer visitas a los parientes residentes en la estructura, Mark Uomoto no ha perdido tiempo. Acompañado por la prima Gail Yamada, que hacía solo algunos meses antes había perdido a la madre alojada en Nikkei Manor, le ha hecho una hermosa sorpresa a su mamá mayor de noventa.
La reacción de la anciana mujer a la vista del hijo y de la sobrina se puede facilmente imaginar, pero por suerte la escena ha sido igualmente inmortalizada. La mujer ha estado muy feliz de recibir aquella visita y por las fotos se ve claramente su expresión de alegría infinita. Como tantas otras familias, incluso Mark Umoto fue a visitar a la madre durante el aislamiento, respetando siempre la debida distancia, más allá de un vidrio; esta solución temporal le había permitido volver a ver a la madre, pero no era óptimo visto que la mujer no sentía muy bien sus palabras y a menudo y con placer debía igualmente que recurrir a una tablet.
Ahora, por suerte, las cosas han cambiado para ellos: todos vacunados, han podido volver a abrazarse y hablarse sin pantallas, vidrios u otros medios que hacen interferencia. ¡Estamos de verdad felices por ellos!