Un cartero pasó 33 años de su vida construyendo un palacio de cuentos de hadas con la fuerza de sus manos
Nuestros padres y nuestros mejores profesores nos han siempre instado a alcanzar y a superar nuestros objetivos, argumentando que se puede aspirar incluso "a lo imposible". Fortalecidos por esta idea, hemos trabajado, estudiado y proyectado para convertirnos en las personas que somos hoy: abogados, médicos, ilustradores, arquitectos, carteros, empleados, banqueros, etc...Cada uno ha elegido lo que quería ser, en base a sus propias inclinaciones. Ferdinand Cheval, sin embargo, hizo mucho más en su larga vida de cartero: ¡construyó un palacio monumental solamente con la fuerza de sus manos! Un hombre pobre y particularmente poco culto que, tras haber recogido una piedra de forma singular, le vino la extravagante idea de comenzar a coleccionar muchas otras. Durante 33 largos años trabajó como cartero de día y como "arquitecto" improvisado de noche, con el intento de poner a punto su proyecto extraño: el "Palaís idéal", o "El Palacio ideal". El resultado que obtuvo fue increíble, ¡demostrando el hecho que "nada es imposible"!
Ferdinand Cheval, mejor conocido como "el cartero de Cheval", nació en Francia en Châteauneuf-de-Galaure en 1836, en una familia campesina. De orígenes humildes, encontró trabajo como cartero en 1867, cuando aún no sabía lo que realizaría con sus propias manos. Algunos años más tarde, de hecho, encontró una piedra en un río, una piedra con una forma tan particular que el hombre tuvo una idea algo extraña: construir un palacio de cuento de hadas y monumental. Cheval, como ya se dijo, no tenía ningún tipo de noción arquitectónica o artística, pero eso no lo detuvo para realizar su fantasioso proyecto gracias a su sola fuerza de voluntad: "Nada es imposible para los que están dispuestos", fue el lema de este extraño y extraordinario personaje.
Armado con una carretilla, una pala y una tonelada de piedras recogidas con los años, el cartero Cheval comenzó su hazaña utilizando solo la fuerza de sus brazos. Podemos definir a Cheval como el prototipo perfecto del autodidacta: sin tener alguna noción, construyó su palacio basándose mucho en las postales ilustradas que entregaba de día haciendo de cartero. El resultado fue una mezcla explosiva de los estilos artísticos más disparatados que Cheval intentó en un cierto sentido imitar. Su Palacio Ideal nos recuerda un poco al trabajo de Gaudí en España, en la Sagrada Familia, una obra que sin embargo Cheval jamás vió, ya que nunca viajó fuera de su país.
Facebook / Palais idéal du facteur Cheval
Su Palacio Ideal, de todas maneras, no es un verdadero palacio, no hay habitaciones o pasillos, sino simplemente cuevas, criptas y laberintos que sirven exclusivamente para mantener en pie a la complicada estructura de la que definiremos mejor como una obra de arte. Observando el momumento es difícil imaginar que haya podido ser levantado por un solo hombre. Se trata, de hecho, de una estructura larga casi unos ¡26 metros, 14 metros de ancha y 10 de alto! Gracias a una inscripción que dejó el propio Cheval, sabemos que al trabajador cartero le llevó 33 años de su vida completar este trabajo, algo así como 93.000 horas de trabajo.
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Observando más de cerca su obra de arte, descubrimos que en la mezcla de estilos artísticos y arquitectónicos, Cheval ha propuesto realmente un poco de todo: picos, referencias a pagodas chinas, templos hindúes, presencia de columnas, estatuas y hasta escritos que cubren toda la estructura. A la izquierda, casi como si estuvieran custodiando su palacio, encontramos tres colosos de 10 metros de alto. Son respectivamente Vercingetorix, el defensor de Galia, Cesare, el conquistador de Galia, y Arquímedes, el inventor. Además, dentro de uno de los numerosos nichos, Cheval tapó la carretilla que ha utilizado durante toda la construcción del palacio.
Facebook / Palais idéal du facteur Cheval
Un verdadero ejemplo de arquitectura naïf, que en su momento no recibió rápidamente el merecido éxito. Mientras vivía, de hecho, el cartero Cheval fue tomado principalmente como el loco de la aldea, siempre lidiando con situaciones inverosímiles como esta. Sin embargo, antes de morir, recibió las felicitaciones por ilustradores artísticos, como Pablo Picasso y Max Ernst. Hoy, El Palacio Ideal se puede visitar y representa un destino turístico muy popular.
Facebook / Palais idéal du facteur Cheval
El cartero Cheval hubiera querido ser sepultado dentro de su palacio, en una cripta, pero nunca recibió un permiso de las autoridades, entonces decidió construirse un mausoleo en el cementerio de Hauterives, siempre con sus propias manos. Le llevo otros 8 años ponerlo de pie y hoy su cuerpo descansa en ese lugar, bajo las palabras "Tombeau du silence et du repos sans fin", o "Tumba del silencio y descanso sin fin".
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No está claro el motivo por el cual Cheval pasó la mayor parte de su vida construyendo esta gran obra de arte, probablemente fue simplemente captado por una inspiración muy fuerte. La mayor parte del tiempo fue tan incomprendido, que en Francia hasta nace una manera de decir sobre él, precisamente halagadora: "hacer como el cartero Cheval", es decir, alargarse, cansarse y perder tiempo con cosas inútiles. Bueno, si todo nuestro tiempo perdido produce resultados como este, ¡el mundo sería aún más rico de obras de arte maravillosas!