Una pareja muy pobre se ha visto obligada a vivir en una alcantarilla durante más de 22 años: "Tenemos todo lo que necesitamos"
Si la casa de un hombre es su castillo y si la casa es donde reside su corazón, entonces, podemos decir que Miguel Restrepo y Maria Garcia han encontrado una, a su manera. Los dos conyugues, ambos ex drogadictos, se encontraron amueblando y viviendo bajo tierra, en una alcantarilla. Lamentablemente, no se trata de las únicas personas en el mundo que han encontrado un refugio en un lugar tan estrecho, sucio y peligroso, absolutamente inadecuado para una vida serena y digna, pero a pesar de esto, la pareja logró sobrevivir en este estado por más de 22 años. ¿Cómo es posible vivir en una casa donde la puerta de ingreso está representada por una alcantarilla? Parece absolutamente imposible de imaginar, sin embargo las fotos de esta pareja nos remiten salvajemente a una triste realidad.
via Huffpost
A decir verdad, Maria y Miguel no se sienten desafortunados, todo lo contrario, nunca soñarían con dejar su casa, a pesar que desde afuera nos parezca casi imposible que alguien pueda sobrevivir a una alcantarilla. Los dos, que en el momento del reportaje fotográfico tenían 61 años, han convivido en este cubículo por más de 22 años y siguen viviendo allí como si fuera normal. La pareja es muy conocida en la ciudad de Medellín, en Colombia; aquí Miguel y Maria han transformado un espacio subterráneo de 1,4 metros por 3 metros, y casi 2 metros de profundidad, en su pequeña casa. En el interior, tienen todo lo que necesitan: una televisión, una cocina, un colchón donde poder acostarse...
Los dos hasta tienen un perro negro, llamado Blackie, que cuida su "casa" y los alegra con su compañía. Su habitación subterránea se encuentra de todas maneras lejos del bullicio de la ciudad: a su alrededor, tienen un espacio verde en donde pueden cultivar algunas verduras y hasta instalar un árbol de Navidad durante las fiestas. A pesar de que les han ofrecido alojamientos más saludables y estables que la alcantarilla, Miguel les aseguró a todos diciéndoles que él prefiere vivir así. De lo contrario tendría que preocuparse por pagar los impuestos y tener un trabajo estable, algo muy difícil para su edad y con su condición de salud tan precaria. Él y Maria dicen estar felices por tener a su alrededor lo esencial que necesitan.
Sus "vecinos", los apoyan con gusto, porque Miguel y Maria ayudan siempre a cualquiera dentro de su comunidad y ya se han convertido en conocidos ciudadanos de la zona. A pesar de que rechazan ayudas más concretas, el hecho es que cada ser humano debe tener el derecho de vivir en una casa, y en la que viven Maria y Miguel difícilmente puede considerarse como tal.
