Es adoptada por su asistente social después de 8 años en el hogar de familia: "Nunca es demasiado tarde para ser amados"
Nunca es demasiado tarde para realizar los sueños, a pesar de que estos parezcan aparentemente imposibles; nunca debemos ceder a la tristeza y al desánimo, solamente luchando duro por los propios objetivos tarde o temprano la vida nos devolverá con la misma moneda por todas las metas que hemos logrado alcanzar. Todo esto lo ha vivido a flor de piel Monyay, una joven que ha vivido durante 8 años dentro de un hogar de familia, en la espera de finalmente ser adoptada...
via ABC News
Monyay entró en el hogar de familia dirigida por Safe Children Coalition a los 11 años, sin padres que pudieran cuidar de ella ni una familia que la adoptara, Monyay pasó 8 años de su adolescencia arreglándose sola, afrontando los años de educación escolar sin el apoyo de una figura que pudiera llamarse materna o paterna. La única figura de referencia para ella era Leah Paskalides, su asistente social.
Cuando la joven finalmente cumplió 18 años entendió perfectamente que ya no tendría que esperar más a alguien para que se adelantara y decidiera adoptarla de una vez por todas; sino que ha sido su asistente social la primera en tomar el gran paso, luego de tantos años de indecisión...Leah contó: "Monyay me decía siempre: "Quisiera que tú me pudieras adoptar, quisiera que tú me adoptaras", y no podía debido al trabajo, luego vi un documental en donde la persona fue adoptada de adulta, y nunca antes había oído hablar de eso. Para mí era importante que supiera que alguien la quería, que alguien la amaba. Podría decir todas estas cosas las veces que quiera, pero las acciones hablan más que las palabras..."
Al final, Leah decidió dar el gran paso y darle una casa para siempre a la joven que había asistido durante cinco años; Monyay no creía a lo que estaba por vivir, y no podía imaginar mejor madre adoptiva que Leah, la mujer que durante años había seguido su caso y que rezaba para poder finalmente adoptarla y acogerla en su casa.
Pero, como atestigua esta extraordinaria historia de esperanza, nunca es demasiado tarde para soñar en grande y para realizar los propios objetivos de la vida; lo sabe bien Monyay, que ha esperado durante ocho años para tener una madre adoptiva, una nueva familia, ¡una persona que finalmente le haga entender que también ella era una joven que merecía amor!
¡Estamos contentos por tí, Monyay!