La escena de un perro que consuela a un potro huérfano es muy conmovedora

por Patricia Zorzenon

12 Mayo 2021

La escena de un perro que consuela a un potro huérfano es muy conmovedora
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Los perros son nuestros mejores amigos y sabemos bien lo profunda que es la interacción entre el hombre y la bestia en este caso. Un perro puede percibir nuestros estados de ánimo y, gracias a su cariño y a su simpatía, logra también aliviarnos en los momentos de mayor dificultad. "Es sólo un perro" pensarían algunos, sin embargo su amor es capaz de curarnos cuando más lo necesitamos. La historia del perro Zip, por ejemplo, es una prueba tangible. Cuando Zip entendió que uno de los potrillos de la granja en la que vive con sus dueños, se había quedado huérfano, inmediatamente hizo todo lo posible para aliviar el dolor del animal. Sí, es decir, precisamente como haría un ser humano frente a una desgracia.

via Youtube / AL.com

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A pesar de ser un perro pastor, Zip nunca estuvo demasiado interesado en la vida de la granja y entonces nunca tuvo mucho contacto con los caballos del rancho. Sin embargo, cuando se encontró con un potrillo que corría el riesgo de quedarse sin madre, Zip inmediatamente se lanzó en una especie de misión, una misión de "rescate". El potro, de hecho, estaba desplomado en el suelo, separado de la madre enferma y con la necesidad de tener esa presencia materna cerca. El potro, en general, necesitaría de su madre al menos hasta el destete, osea, hasta alrededor de los 6 meses de edad, pero incluso después, a pesar de haber adquirido mucha autonomía, seguirá buscando a su madre. Además, ¡nosotros los humanos entendemos muy bien este apego a los padres!

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Lamentablemente, la madre de Tye se enfermó poco después del nacimiento del pequeño y, a pesar del tratamiento y todos los cuidados necesarios, no logró recuperarse. Una noche, Swindle, el propietario, transcurrió todo el tiempo junto a la yegua, intentando de que no sufra demasiado. Habría querido realmente hacer algo por ella y salvarla, pero aparentemente, no había más nada que hacer. El perro Zip había intuído que algo andaba mal, evidentemente, porque se quedó toda la noche en el establo, mostrándole su apoyo al potrillo desplomado. Pareció casi que Zip había entendido la situación y que estuviera pensando: "¡Ese potro necesita mi ayuda!". En efecto, Tye estaba bastante triste, completamente desplomado en el suelo, pero Zip´no perdió tiempo y se acostó junto a él durante todo el tiempo.

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Después de seis semanas, Tye comenzó a recuperarse y desde ese momento en adelante creció sano y fuerte como debería hacerlo un caballo. La ayuda de Zip parece haber sido fundamental y, todavía hoy, los dos juegan juntos cada tanto. Es cierto, Tye ya se volvió demasiado grande para Zip, pero ninguno de los dos parece haberse olvidado de nada. Zip, como gran "padre", ¡estuvo y estará siempre en los momentos de necesidad!

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