Perra curiosa queda atrapada en un agujero en la pared mientras espiaba a los vecinos: es salvada por los bomberos
Se sabe, nuestros perros tienen un olfato muy potente y muy particular; no solamente logran percibir olores, fragancias, sonidos y otros elementos imperceptibles que nosotros los seres humanos no logramos concebir, sino que son por naturaleza también muy entrometidos. Pues sí, nuestros perros amigos de cuatro patas no pueden evitar encontrarse en situaciones que no pertenecen a su vida diaria, y es por esto que se meten a menudo en problemas. Como el pobre protagonista de este incidente, que por meter la nariz en lo que hacían los vecinos...¡quedó atrapado!
via Globo 1
El evento increíble sucedió en Sabará, en la región metropolitana de Belo Horizonte en Brasil; la pequeña protagonista de esta historia absurda se llama Mel, y es una perra de un año y ocho meses con un alma vivaz, traviesa y muy muy curiosa. Su dueña Rosangela Silva contó que estaba muy interesada, por razones hasta ese momento misteriosas, en un agujero en la pared que separaba su jardín con el de los vecinos: "Mel duerme en una zona separada de la casa y cada mañana le abrimos la puerta para que pueda moverse en el jardín. Nadie ha entendido el motivo de esta curiosidad.", contó Rosangela.
Lamentablemente, la curiosidad de Mel hizo que se encontrara en una fea situación: por espiar lo que hacían los vecinos del otro lado de la pared divisoria, la perra de poco más de un año metió su cabecita en el agujero que separaba las dos propiedades; una pena, que sin embargo, la cabeza de la perra curiosa haya quedado literalmente atascada en la pared, y el animal, temblando y asustado, no lograba salir.
Rosangela estaba por salir de su casa para ir a su trabajo, y por suerte que ha visto que algo no estaba bien en el jardín: Mel estaba acostada en el piso e intentaba retorcerse para salir del agujero, sin lograrlo; Rosangela y algunos de sus familiares intentaron sacarla durante más de una hora y media, pero nada.
Al final Rosangela y los demás se vieron obligados a llamar a los bomberos, que armados con un martillo, comenzaron a derribar parte de la pared divisoria para agrandar ese maldito agujero y para que la perra Mel saliera sana y salva, sin heridas o moretones; los bomberos tardaron media hora para sacar al perro, pero todo está bien siempre que termine bien...
Ahora Mel está bien, Rosangela se siente finalmente aliviada y ahora pueden festejar juntas la intervención lograda; ¿estamos seguros que esta lección fue suficiente para hacerle entender a la perra curiosa que meter demasiado la nariz en otra parte puede ser inesperadamente peligroso?