Salva a un lobo de una trampa y alimenta a sus cachorros: años después, el animal regresa a visitarlo
¿Creen en el destino? Muchas personas piensan que existen solamente las casualidades en la vida y que algunas llamadas coincidencias son puramente el resultado de la causa y efecto sin ningún vínculo entre ellas, y hay quienes en cambio piensan que detrás de algunos eventos aparentemente afortunados e increíbles se esconde una mano de una entidad superior que juega con nuestro recorrido, nuestro camino. El hombre protagonista de esta increíble historia a partir de ahora cree firmemente en el destino y en la bondad de un lobo...
via Yahoo News
El protagonista de esta historia que sucedió en las años '40 cuenta que se encontraba cerca de Coho Creek, un río de Alaska, en busca de oro, cuando vio desde lejos un animal que se encontraba tirado en el suelo; el hombre se acercó con sospecha y notó que era un lobo; por temor a que pudiera verlo y atacarlo, el buscador de oro se alejó lo más posible, pero luego se dio cuenta que ese animal hermoso no estaba tirado en el suelo porque dormía, sino que se había quedado atrapado con las patas en una trampa para lobos.
El hombre sabía que debía absolutamente hacer algo para salvar a ese lobo, y entonces se le ocurrió una idea brillante: había notado que las mamas del animal estaban hinchadas, de hecho significaba que había dado a luz recientemente y cerca podían estar sus cachorros; entonces, intentó imitar el aullido del lobo para atraer a sus bebés, y al final aparecieron los cuatro cachorros tan hambrientos que comenzaron a lamer los dedos del ser humano en ausencia de la leche materna...
El hombre sabía que no podía dejar sola a la loba atrapada y no podía ciertamente dejar a esos cuatro cachorros que deambularan solos en busca de comida sin la guía de su madre. Entonces en los días siguientes el hombre de Alaska regresó siempre al lugar donde estaba atrapado el animal para llevar agua y comida en abundancia; ya los cuatro cachorros movían la cola felices por su llegada y jugaban con él, la madre en cambio aún desconfiaba del humano...
De repente ,un día, la madre loba comenzó a mover la cola con la llegada del hombre, que decidió finalmente liberarla de la trampa ahora que se sentía más seguro con ella y que había establecido una relación de confianza con el animal.
Después de ser liberada, mamá loba llevó al hombre a conocer su nidada en la guarida que había construído después de haber dado a luz a los pequeños; estaba tan conmovido por la relación que había establecido con esos animales que sabía en su corazón que era el momento de saludarlos y decirles adiós, pero lo que el buscador de oro no sabía es que se encontrarían nuevamente de la forma más sorprendente.
Cuatro años después, el hombre regresó al Coho Creek con nostalgia, y mientras paseaba en el bosque vio que la vieja trampa para lobos aún estaba allí, oxidada, sin que nadie la cuidara; en medio de un ataque de nostalgia, todo lo que le vino a la mente fue imitar el grito del lobo, esperando que sus viejos amigos de cuatro patas vinieran a saludarlo por última vez: ¿lo reconocerían?
Finalmente, una figura que conocía bien se destacó a la distancia en respuesta de su aullido: ¡era la madre loba que había salvado de la trampa cuatro años atrás! Después de acercarse moviendo la cola al hombre, alzó las orejas y se fue, después de esa vez, el hombre nunca más vio a esa loba, ni a sus cachorros, pero sabía muy bien que el destino había jugado un gran papel en toda esa historia.
La loba que una vez había sido salvada por ese ser humano amable, ahora lo había reconocido después de años de distancia de la manera más inesperada. ¿Y quién dijo que no pueden ser amigos de un lobo?
