Siguen las huellas de un perro en el bosque y encuentran al niño desaparecido de 2 años
La peor pesadilla de un padre es la de perder a su hijo o no encontrarlo durmiendo plácidamente sobre su cama en el corazón de la noche: ¿Dónde estará? ¿Habrá salido solo de casa? ¿Alguien lo habrá secuestrado? Son miles las preguntas que se hace una madre o un padre en el momento de la desaparición de un niño, así como han sido miles las preguntas que se habrá hecho Chelsea Nobel, una madre que en Octubre del 2017 no vio más a su hijo William en su cama...
via Paw Buzz
Chelsea vive con su hijo William de dos años en Harrison, en el estado americano de Mississippi, el pequeño es un niño con autismo no verbal, por este motivo debe estar siempre controlado por un adulto para que no se aleje, no le suceda nada de malo y que alguien esté allí para satisfacer sus peticiones y necesidades. Pero esa noche de octubre del 2017, William no estaba más en su cama: ¿Dónde diablos se había metido?
Chelsea no podía creer que el pequeño William se había escapado de su casa, y para entender dónde se podía haber metido, llamó a los coches patrulla de la policía local de Harrison para abrir una búsqueda exhaustiva; entre voluntarios, patrullas y helicópteros, todos en la comunidad se dispusieron a buscar a lo largo de la zona boscosa cerca de la casa de Chelsea, pero del niño autista de dos años no había ningún rastro.
Hasta que, algunos voluntarios identificaron las huellas de los pies del niño...
Junto a ellas, estaban también huellas diferentes, huellas particularmente reconocibles: ¡eran las huellas de un perro!
Muy probablemente el pequeño William no solamente no estaba lejos sino que no estaba ni siquiera solo en la oscuridad de ese bosque en plena noche; la búsqueda estaba por acercarse a la verdad y al lugar donde se encontraba el niño desaparrecido, hasta cuando fue el mismo William el que se hizo notar sin su conocimiento. Gracias al oído de Blake Carroll, un niño de diez años que vivía en la zona, el pequeño desaparecido fue finalmente descubierto: estaba dentro del viejo camión del tío de Blake, sonaba la bocina con locura para que cualquiera que pasara en la zona lo notara; afuera del camión, había un perro que meneaba su cola llamado Jezebel...
Blake inmediatamente llamó al tío para poner a salvo al niño desaparecido; luego, las patrullas de la policía y todas las autoridades que se habían alarmado esa noche corrieron a la casa de Carroll para asegurarse que ese niño encontrado fuese verdaderamente William. La madre, conmovida después de siete horas de intensa exploración en los bosques nocturnos, apenas vio al niño inmediatamente reconoció a su hijo: ¡corrió hacia a él y no hizo otra cosa que abrazarlo fuerte fuerte!
A pesar de algunos hematomas y algunas picaduras de insectos, William estaba bien y era lo que más importaba en ese momento. Si no hubiera sido por ese perro amable que nunca lo abandonó durante ese viaje en el corazón de la noche, quién sabe si hubiera sobrevivido él solo.
Pero no importa, todo lo bueno siempre termina bien: y seguramente ahora la madre Chelsea y toda la policía de Harrison estarán eternamente agradecidos a Jezebel, ¡el perro que ha protegido al pequeño William en el bosque!